Si está de moda, lo explotamos

Por Pilarm

Esa debe ser la premisa de cualquier empresario con un par de dedos de frente. Digo yo, aunque solamente se cumple en el mundo literario y cinéfilo/televisivo.
¿Por qué comento esto ahora? Porque los vampiros están de moda. Antes a los que nos gustaban, eramos los raritos, no frikis, ya raritos... de esos que señalas con el dedo y cuchicheas con el de al lado inventándote las cosas que deben hacer por las noches o los fines de semana.
Pero ahora no, ahora mola. La señorita Meyer ha escrito una trilogía, que más tarde alargó con otro libro y parece que el mundo ha enloquecido. No es que sea una gran literatura -no sólo los he leído sino que los tengo, sé de lo que hablo-, pero enganchan, una barbaridad. Eres capaz de leerte 500 páginas del tirón casi sin parar a respirar. Eso sí, la película hasta el momento, mejor no verla.
Y claro, ahora hay miles de quinceañeras suspirando por el vampiro protagonista y queriendo ser una de ellos. Esto ha hecho que tenga más repercusión la publicación de los libros y la correspondiente serie de True Blood, relegada al polvo de la estantería más profunda, que de repente vaya a salir una serie nueva sobre vampiros, alguna película -otra cosa es que sean buenas- y que ahora seas lo más normal del mundo, incluso que formes parte de la masa que sigue una moda.
Con lo poco que me gusta a mí formar parte de las modas... y lo poco que me gusta la explotación de las cosas que me gustan. ¿Por qué? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Dejando a un lado el momento drama queen, diré que me viene bien que sea una moda. Así no me mirarán como a un bicho raro por eso -sino por otras cosas- y podré disfrutar una temporada de colmillitos.
Eso sí, espero que no muy afilados.