No había escrito en muchos meses ya que el ¨hacer¨ me tenía demasiado ocupada como para inspirarme en solamente ¨ser¨. Como ejercicio creativo he vuelto a colocar libretas sobre mi mesita de noche y tengo una libreta (la oficial) que es la que llevo a todas partes por si viene a mi mente alguna frase, pensamiento, ocurrencia o tontería que apuntar. La frase que vino a mi mente hoy por la madrugada fue: ¨¿Qué pasaría si existieran pastillas con sabor a pastel de banano?¨. En mi defensa, una maestra de mi niñez me enseñó que no habían preguntas tontas, y fue una lección que aprendí muy bien, así que usualmente no considero tontas ni siquiera preguntas como ésa.
El tema no son las pastillas con sabor a pastel de banano (aunque no sería mala idea), el tema es que nos acostumbramos fácilmente a que nos digan cómo son las cosas, cómo deben ser, cómo debemos actuar, cómo debemos ser…sin practicar nuestro criterio propio. Es más fácil que alguien más decida por nosotros a que tomemos una decisión y asumamos la responsabilidad de la misma. El otro tema recurrente en mi mente en estos días ha sido el SER y el HACER. Muchas veces nuestros seres queridos aprecian más que solamente seamos y seamos felices a que hagamos una infinidad de cosas y actividades que nos desgasten física y emocionalmente. Cuando perdemos el equilibrio en cualquier área de nuestra vida perdemos lo más importante: disfrutar quiénes somos y lo que hacemos. Si al final del día estamos ausentes emocionalmente es como si no estuviéramos. Como el verbo TO BE en inglés, que significa SER o ESTAR. SEAMOS y ESTEMOS. Y como siempre lo repito regresemos a aquello que nos inspire, que nos motive. Lo que nos permita ser nosotros mismos. Identifiquemos los ciclos, las etapas de nuestra vida…y la etapa que nos corresponde vivir en este mismo momento. Dejar de anhelar otra etapa nos liberará emocionalmente.