Si fuera una princesa Disney...

Publicado el 05 junio 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por Ajonjolí desde Chile

Estuve una semana leyendo el blog de Carola Aguirre, Ciega a citas. Mejor dicho, devorándolo. Este portal es más antiguo que el hilo negro, pero no sería yo si lo descubro en pleno auge, al contrario, el modus operandi de Ajonjolí es descubrir las cosas buenas cuando estas ya pasaron de moda. ¿Malo o bueno? No lo sé, pero les quiero decir algo… pasé los mejores días de mi vida leyendo este blog. Me reí (a carcajadas en el trabajo), me emocioné (con esas ganas de apretar el brazo del que estuviera sentado al lado mío solamente porque la protagonista de la historia besó al chico) y me identifiqué (porque aunque reniegue mil veces, soy una romántica galopante y AMO con locura las comedias románticas). Y saben otra cosa, no podía dejar de leerlo sabiendo que este era el impulsor de una de las comedias más adictivas de la televisión chilena: Soltera Otra Vez.

Lucía, la protagonista de Ciega a Citas, en un arrebato de sinceridad dice las siguientes frases a un pelotudo (no tenía otro adjetivo) con el que estaba saliendo: “Yo quiero alguien que se muera por mí. Que no quiera estar con otra mujer. Alguien que me mejore y que sea mejor porque está conmigo”. Y me sentí, no tan solo identificada, sino que consciente de que siempre he querido vivir “el amor Walt Disney”. Ese perfecto. Seguro e incondicional. Apasionado y sufrido, pero que siempre termina con que el príncipe azul muere por ti, enfrenta dragones y brujas y te lleva al castillo a vivir “Felices por siempre”.  ¡Pero esperen! ¡Ajonjolí no puede vivir sin drama! Y esto de tener al muchacho a tu disposición, con el paso del tiempo, me produciría nauseas. Por lo que a la larga, mi gran sueño Disney terminaría por volverse en mi contra. Así que comencé a pensar en ¿cómo sería si fuera una princesa Walt Disney? ¿Cómo sería mi príncipe azul?


1.- Vestidos de princesas, ¡fuck you!

Comencemos primero por como luciría. Obvio. No hay mujer que no se obsesione en lucir bien y si fuera una princesa debo lucir como yo siento que me veo bella. Así que comenzaría haciendo una hoguera y quemando todos esos vestidos pomposos y de mal gusto que usan las mal vestidas princesas Disney. Al más puro estilo de Stacy London y Clinton Kelly en “No te lo pongas”. Si invitáramos a una princesa como La Cenicienta al programa y la ubicáramos en el espejo 360°, les firmo aquí mismo que los reyes del buen vestir vomitarían de la impresión. Y si no, al menos yo lo haría.A mí, ni amarrada me hacen colocarme el vestido de La Cenicienta y Bella. Odio los vestidos en que una parece torta de novios o engrudo de crema de limón. La femineidad de una princesa no debería demostrarse con ese tipo de atuendos. Así que empezaría llenando mi guardarropa con marcas como: Ellus, TopShop, Umbralle, Americanino, Vintage y cualquier prenda de alguna feria libre que me guste (nótese el cambio de estilo… ¿bipolar?) y ¡¡¡zapatos!!! ¡Muchos! ¡Como si no existiera el mañana! Para algunos sería la princesa peor vestida, porque no elegí diseñadores caros y de renombre, pero soy la princesa de MI cuento.
2.- La torreBajo ningún punto de vista estaría encerrada esperando en la torre más alta de un castillo. Primero, porque soy de Chile y acá tiembla. Y después del terremoto del 2010 (que lo viví en el piso 14 con el príncipe de ese entonces), cada vez que tiembla mi corazón va a empujones por mi tráquea intentando arrancarse por la boca, mis ojos se humedecen para romper en llanto y mis piernas tienen como impulso largarse a correr cual Forest Gump, para que a mitad de camino se detengan avergonzadas por la histeria innecesaria. Segundo, ¿encerrada yo? ¡Antes muerta! La hiperventilación me haría suicidarme para poder ponerle algo de emoción a mi estadía ahí. Además, ¡yo no espero por nadie!Así que lo más probable es que conociera al príncipe azul en alguna situación como: ir por la calle y al chocar con él se me caigan las cosas al suelo. Confrontarlo por imprudente al manejar o por tomar mi lugar cuando estaba esperando atención en algún local… etc., boludeces como esa, que suceden en la vida y que terminan más mal que enamorándose de quien te enfrentas.

3.- Los príncipesMe gusta como luce el príncipe Eric. Físicamente. Me imagino que un hombre de carne y hueso como él debería ser muy atractivo. Aunque debo ser buena novia y decirles que mi Tempura me gusta en todos sus tonos, con todos sus detalles y sobretodo con esos ojos y sonrisa que me debilitan. 

¡¿No se esperaban este príncipe Eric no?!

Pero imaginemos una escena, ¿cómo sería la situación ideal con mi príncipe? Lo primero que se me viene a la cabeza: Entrando a mi casa, cuando cruzo el umbral de la puerta diviso hacia el jardín un hombre vistiendo unos pantalones un poco desastrados y una sudadera blanca. Con brazos marcados y un torso firme. Está apoyado en una pala secándose el sudor de la frente con el antebrazo. Tiene una barba de 3 días y el pelo casi melena. Despeinado. Bueno, prolijamente despeinado (hasta ahora lo que se describe es cualquier cosa menos un príncipe). Está con un poco de tierra porque al igual que yo adora tener un jardín de ensueño y está trabajando para lograrlo. Al verme, sonríe. Esa sonrisa que te hace temblar las piernas. Suelta la pala y camina seguro hacia donde estoy yo. Me agarra por la cintura firme y me atrae a su pecho. Me besa. Laaargo y rico (el beso). Terminamos donde ya saben. Este hombre es tan multifacético que se ve rico hasta en la peor de las fachas. Hasta cuando debe arreglarse para trabajar o salir se ve delicioso. Está bien, que poco sexy para algunas esta situación, ¿no? Para mí no. Mi príncipe comparte y respeta lo que siento y creo. Es amante de la naturaleza al igual que yo y no tiene reparos en hacer las cosas por sí solo para un bien común. Si para muchos cortar el pasto es cosa de mandados y de poco hombre, para mi príncipe no es tema. No teme en decir lo que piensa y siente. Es un excelente compañero y un hombre muy preocupado. Me ama con locura y soy su gran musa inspiradora. No tiene reparos en defenderme y secuestrarme de aquellas situaciones en que no quiero estar (algún almuerzo familiar poco grato). Me entretiene y me hace reír. Me apoya en mis locuras y disfruta de las cosas simples. No me interesa si tiene $2 en su cuenta o miles de millones, solamente me interesa que tenga un corazón cargado de amor para regalarme y regalar a quienes lo necesiten.¡Ahora un regalo!

¿CON QUÉ PRINCIPE Y POR QUÉ?


Fuera de bromas, me es inevitable pasar los días arriba de una nube imaginando situaciones románticas. Lo llevo en la sangre. Si alguna vez dije que me cargaban que me regalaran rosas es porque espero que me regalen tulipanes. Quiero decir que sentirme especial para alguien siempre ha sido un capítulo en mi vida. Ser la musa inspiradora o como dije en un comienzo bajo las palabras de Lucía... Yo quiero alguien que se muera por mí. Que no quiera estar con otra mujer. Alguien que me mejore y que sea mejor porque está conmigo.
Viva el amor, soñar y sentir.