Este dicho o frase popular lleva unos días rondándome la cabeza. Ya os he informado por aquí sobre nuestra mudanza. Hemos desmantelado una vida en Madrid, metido en cajas y mudado a nuestro pueblo costero, Benidorm. Para hacer ese gran cambio teníamos una razón en la que habíamos puesto mucha ilusión. Una razón que de la noche a la mañana se ha esfumado. No voy a aburriros con los detalles de todo el proceso, pues ello provocaría mi ira de nuevo y vivo mejor sin ella.
Así que aquí estamos, en un pueblo precioso, con una casa maravillosa y ya casi sin cajas por colocar. Menuda paliza nos hemos dado. Ahora lo que nos toca es disfrutar de lo que tenemos, más que nunca si cabe, y pensar en un nuevo objetivo de futuro. No es la primera vez y seguro que no será la última. Maridin siempre me dice que todo ocurre por una razón
Si os lo comento es únicamente para que veáis que la vida tiene altos y bajos, y todo dependerá de cómo gestiones esos bajos. Hace mucho tiempo decidí ser feliz y aunque reconozco que esta vez, en concreto, ha dolido mucho, pienso hacer limonada y seguir adelante.
Bueno, al grano que me estoy liando. Esta combinación de frío húmedo, la cal del agua (por fin soy consciente de la cantidad de cal que tiene esta agua) y el polvo de las cajas de la mudanza ha afectado a la piel de mis manos. Cuando me vi así, me vino un flashazo y recordé que esto ya me ocurría cuando era joven, solo que entonces lo achaqué a manipular periódicos. Creía que la tinta me resecaba las manos pero debía ser una combinación de varias cosas.
En resumen, mis manos se pusieron horribles: resecas todo el tiempo, algunas grietas y comienzo de sabañones. Cada vez que volvía a mojarlas se ponían peor. Un desastre vamos.
Me rendí y fui a una farmacia a buscar mi crema de manos favorita, la crema de manos concentrada de Neutrogena.
Desde siempre, esta es la única crema que hace que mis manos vuelvan a la normalidad. Tiene un aroma muy rico y su textura es muy densa, pero se puede trabajar bien. Se absorbe estupendamente y no deja las manos grasientas. Hay que utilizarla de tratamiento y poco a poco va cambiando la textura de la piel.
Como he dicho al principio, la vida se compone de subidas y bajadas. Y dependiendo de cómo te tomes esas bajadas tu vida será más o menos agradable. Tomando mis manos como ejemplo tonto: podría haber seguido utilizando cabezonamente las cremas que ya tenía en casa para terminarlas. Ello me haría estar enfadada o indignada pensado: ¿cómo se pueden vender productos que no funcionan?
Elije tus guerras, haz limonada y decide ser feliz.
Menudo post filosófico me ha salido