2º momento glorioso de la tarde: Rubiazo descubre que enfocar la ducha hacia la cara de su hermana es divertido. Pichu se parte en banda ante la genial ocurrencia e intenta robarle el teléfono (de la ducha) para devolvérsela. Entre risas y forcejeos, mamá recibe un chorro directo a los ojos, que le impide ver durante unos segundos... Los justos para que la líen parda: suelo encharcado, agua por todas partes y mamá como recién salida de la lavadora.
3er momento glorioso de la tarde: o EL MOMENTO, el mismo en el que Rubiazo dice "caca" y mami, resignada, le dice: "en la bañera no se hace pipi, cochinote", confiada porque es lo que siempre dice cuando se le escapa el pis dentro de la bañera. Hasta aquí, sin novedades. Pero al ratito, ¡ay, inocente!, mamá detecta algo con forma de haba (ale, ya no coméis en un tiempo), y que no es un juguete, paseándose por la bañera... ¡NO PUEDE SEEEEER! ¡DIME QUE NO ES VERDAD! Sí, lo es: HABEMUS CAGARRUTA DE CABRA IN THE BATH! Si hemos de ser positivos... Una suerte no haberles puesto la bañera hasta los topes de espuma y haberla localizado ipso facto. Para rematar, mientras Pichu salía y yo le echaba un cable, Rubiazo se pone de pie y deja al descubierto otro "huevo" que había estado incubando. Es muy bien todo esto, sí.
4º momento glorioso de la tarde/noche: la cena, durante la cual Rubiazo derrama toda el agua y mientras yo saco el gadgeto-brazo para coger papel,a él ya le ha dado tiempo a chapotear con sus manitas y ayudar a que el agua encuentre su camino a todas partes, incluído él: ale, a por la segunda muda de la tarde.
5º momento glorioso de la tarde/noche: sin duda el momento rey. Cuando mi Rubio empieza a comerse las fresas súper bonico y civilizado, y de repente se le cruza un cable, coge una fresa y la lanza con todas sus fuerzas intentando meterla en el vaso, mientras grita "¡¡cacaaaaa!" (canasta, en su lengua de trapo)... y por puro reflejo, y llegados ya a un punto de enajenación mental considerable, va y a mí me da por gritar: "¡¡CANASTAAAAA!", para regocijo de Rubiazo que me mira pletórico y lanza otra fresa berreando "¡¡cacaaaaa!!". Y no, no fue un premeditado "si no puedes con tu enemigo, únete a él".
(To be continued... que me caigo de sueño) . Llegados a este punto decidí que lo mejor era bajarlo de su silla, cerrar la puerta del comedor, y dejarlos jugar ilimitadamente hasta que cayeran rendidos por pura necesidad, mientras yo los miraba en la distancia, desde el sofá sin dejar de sonreír (sigo con agujetas en la boca, imaginad lo que duró la escena). Eso sí, funcionó, ¡pude con ellos siguiendo su misma estrategia: "esto es Jauja, todo vale"!
Ahora, por favor, absteneos de preguntar qué tal ha ido la noche...
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CON M DE MAMÁ