¿Sí o no?

Publicado el 17 noviembre 2012 por Moisesorta @ortainsession
                Sólo hay dos formas de alcanzar un destino: tomando el camino rápido o dando un rodeo.  En la vida no hay mayor atajo que decir "" o decir "no" ¿Se puede ser más claro? Prácticamente cualquier  pregunta puede ser resuelta por uno de ellos con insuperable precisión. Dentro de nuestra  malvada cabecita escogemos la respuesta en un parpadeo: "¿Me echas una mano subiendo los muebles al décimo piso sin ascensor, colega?" Aún así, todos sabemos que de lo que uno quiere a lo que uno dice no hay color: "Me gustaría pero...es que mi espalda...mañana te llamo si eso y..." ¿¿¿¿¡¡Me gustaría!!???   ¿¿¿¡¡Si eso!!??? Parece que vivimos abonados al eterno quizás, qué tortura. Luego están los que utilizan "" y "no", pero los confunden sin parar:  "¿Subirán los impuestos? NO"  o    "¿Conoces la capital de Paraguay? SI, luego te la digo" En fin, para ser monosílabos cuánta guerra dan.
¿Sí o no? Decídase ya
              Podría decirse que somos unos mentirosos (y lo somos), aunque más bien pecamos de cobardicas. Pensamos que por dar largas o decir lo contrario evitamos problemas y nos ganamos el cielo, pero lo único que conseguimos es aplazar lo inevitable, hundirnos en el barro hasta el cuello y quedar como tontos del culo. No sé por qué razón no nos enseñan desde críos a decir NO. Un "no" debe ser rotundo, aislado, sin explicaciones. Como dicen las madres "No es no, y punto en boca". Si el otro no lo entiende o no lo quiere entender que se lo coma en dos veces. Tenemos la manía de disfrazarnos de buenas personas, todos  ultra generosos y perfectos ciudadanos ¡No hay quién se lo crea! Realmente no se es mejor por decir a todo que sí.
               Hace cosa de un mes un amigo se hizo miembro de Greenpeace sin querer, como el que rompe un vaso fregando y no sabe cómo. Una chica le asaltó por Madrid, le soltó el rollo, le puso bonita sonrisa y a él no le quedó otra que soltar la gallina y firmar. Hay gente que se lo tiene muy estudiado y te hacen sentir obligado a aceptar, parece un hechizo. Cuando me lo contó me eché a reír ¿Cómo pudo ser tan tonto, qué le costaba negarse? Ayer yo mismo me hice miembro de una ONG: pago más que él, ni siquiera sé a dónde va y sólo recuerdo que la bruja que me convenció estaba muy buena. SOMOS GILIPOLLAS. Estoy seguro de que si yo le hubiera pedido una cita, ella no hubiera dudado la respuesta.