El caso es que me llevaron a ver “Perdiendo el norte”, y me lo pasé mucho mejor de lo que esperaba. Pensé que sería una comedia insulsa al estilo de “Ocho apellidos vacos”, y más o menos así era, pero con algo más de gracia.
[Ojo! Podría contener spoilers]
Sinceramente me reí. Disfruto mucho de la comicidad de Juilán López, Miki Esparbé se sale en un papel desternillante y a ellos se suma Younes Bachir que borda el exagerado papel de turco. Y como siempre José Sacristán arrasa con su soberbia interpretación. El resto son personajes que permiten el lucimiento de los primeros, la verdad.
Si vas a ver la película te ríes, pero después de las risas, piensas un poco en la historia que hay detrás…y se trata de una historia muy triste. (spoiler, spoiler). Porque es muy triste que jóvenes españoles que han estado estudiando como bestias durante años se vean obligados a irse a trabajar a un lugar inhóspito por una miseria desempeñando labores para las que no hacía falta mucha formación universitaria. Muy triste que después de décadas de emigración nos veamos en condiciones laborales penosas propias de una dictadura. Es muy triste que un trabajador después de una vida de trabajo lo último que recuerde antes de que el Alzheimer le devore es que la misma mierda de la emigración forzada vuelve a poblar Alemania. Muy triste buscar tener familia y no conseguirlo. Todo ello aderezado con la estúpida costumbre de tratar de aparentar lo que no se es, cosa que sólo lleva al desastre.
Eso sí, dado que aquí siempre nos queda el consuelo de reírnos de todo y en especial de nosotros mismos, porque es para reírse o para darnos de bofetadas. Sólo en España se puede hacer una película en la que a partir de una tragedia podamos montar una comedia desternillante.
Esto me hace pensar que en otros países se Perdiendo el Norte se habría hecho de otra forma, o se habrían obtenidos otros resultados.
Si la hubieran hecho unos alemanes…no, los alemanes no habrían podido hacerla por que no emigran como mano de obra barata a otro sitio. Ellos tienen el power y muy poco sentido del humor. No se hubiera hecho.
Si la hubieran hecho Walt Disney, hubiera sido una película en la que se habrían eliminado las palabras mal sonantes, los chistes obscenos, y demás cosas políticamente incorrectas y además justo al final les tocaría la primitiva y serían felices millonarios. Y en los títulos de crédito descubrirían un remedio para el Alzheimer del personajes de José Sacristán, y se comprobaría que el turco sí que dejó embarazada a Malena Alteria de mellizos.
Si la hubieran hecho en Italia sería más o menos parecida, pero en la línea de Jaimito. Sólo habría chistes sexuales y todas las alemanas pasearían por Berlín en topless. Y moviendo las manos más que en un Flashmob del Aserejé
Si la hubieran hecho en Japón a los emigrantes les sentaría mal un antiguo plato samurai y se convertirían en unos superhéroes que lucharían contra un monstruo salido del mar con el aliento de Godzilla pero la cara de Ángela Merkel.
Si la hubieran hecho unos franceses, la película mostraría el drama personal sobre la aceptación trascendental del desarraigo en la que Gerard de Pardieu pasaría dos horas comiendo codillos de cerdo y bebiendo cerveza hasta reventar mientras se lamenta “Oh como je t’aime..” (sin aclarar si se refiera a Francia, a la cerveza o a Blanca Suárez).
Si la hubieran hecho en Corea del Norte, en realidad hubiera sido una película de ciencia ficción, porque es más fácil que un norcoreano viaje hasta Marte a que salga al extranjero.
Si la hubieran rodado en Irán, hubiera sido básicamente lo mismo … pero … sin mujeres, y sin nada divertido que pueda ofender a ningún dios. En lugar de un restaurante turco la trama sucedería en una gasolinera. Y también se cambiarían los emigrantes, porque quién va a querer emigrar a Irán?? así que serían todos iraníes de facciones enfrentadas por alguna cosa incomprensible.
Si fuera una película argentina, sería parecida a la española pero con más tacos. El escenario sería Madrid, los argentinos trabajarían en una consulta odontológica. La apoteosis final en lugar de ser en una maratón sería en un partido del Barça de Messi.
Y por poner más ejemplos imposibles. Si perdiendo el norte tuviera como protagonistas a unos rusos. La peli contaría el drama de los rusos que viajan a la Costa del Sol obligados por el blanqueo de dinero que obtienen de sus negocios en Rusia. La historia se desarrollaría en una inmobiliaria de más de 500 oficinas. Y los pobres se verían obligados a vivir en una yate de 200 metros de eslora en Puerto Banús, mientras camareros ucranianos no paran de servir vodka.