A menudo, se tiende a creer que los grandes líderes son personajes especiales, mejores que el resto desde la cuna; personas tocadas por una varita mágica que les ha permitido ser seres superiores a otros. Es lo fácil y cómodo: si ellos están hechos de una pasta diferente y nosotros no, ya nos podemos ir a la cama y dormir tranquilos y así evitar tomar acción y poner la responsabilidad sobre nuestras espaldas.
En estos momentos ando leyendo el libro El auténtico norte (LID Editorial), de los profesores Bill George (Harvard Business School) y Peter Sims (Stanford Business School), cuyo subtítulo dice: La esencia del éxito de 125 líderes para ayudarte a encontrar tu rumbo. Allí, los autores escriben lo siguiente que despeja muchas dudas:
"Después de leer tres mil páginas de transcripciones, nuestro equipo se sorprendió de que los líderes no identificaran ninguna característica universal, rasgo, destreza o estilo que les hubiera empujado al éxito, sino que su liderazgo se derivaba de sus historias vitales. Poniéndose a prueba constantemente mediante experiencias reales y reencuadrando sus historias vitales para comprender quiénes son, estos líderes desataron sus pasiones y descubrieron el propósito de su liderazgo".
"En lugar de esperar a encontrarse en lo más alto para convertirse en líderes, buscaron cualquier oportunidad de liderar y desarrollarse, y cada uno de ellos tuvo que enfrentarse a tribulaciones de gran seriedad en algunos casos".
Por mi parte, el otro día dejaba en twitter la siguiente reflexión:
El liderazgo es desarrollo y el desarrollo exige coraje para actuar;
el liderazgo tiene que ver con la vida, con asumir experiencias
No es casual que el actor Robert Reford, con motivo de una entrevista, afirmase: "La sabiduría tiene que ver con tus experiencias, y es deseable que éstas incluyan la asunción de algunos riesgos. De joven, era mal estudiante y acabaron por expulsarme de la universidad. Me marché a Europa y viví una vida bohemia sin un centavo; ahí fue donde empezó mi verdadera educación".
El liderazgo no se enseña en las aulas, se aprende en la calle. Nadie nace líder, y el liderazgo se desarrolla a través de la universidad de la vida -la verdadera maestra- con valentía y determinación, y a poder ser, con compañeros de viaje experimentados que aporten dirección, orientación y feed-back. El propio Warren Bennnis, quizás la persona que más ha estudiado el liderazgo a nivel mundial, fallecido en julio de 2014 y autor entre otras obras de Líderes: Estrategias para un liderazgo eficaz, también decía:
"Los líderes no surgen de la nada. Deben ser desarrollados,
educados de tal manera que adquieran las cualidades del liderazgo".
Dentro de cada persona existe la 'chispa' del liderazgo, sólo hay que permitirle que vaya tomando forma a golpe de experiencias y paciencia. La pregunta, por tanto, es inmeditata: ¿Cómo desarrollar el liderazgo propio? De dos maneras:
1. POR INICIATIVA PROPIA. Que es lo más aconsejable, aunque poca gente lo pone en práctica. Robert Kiyosaki, uno de los autores incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 9ª edición), lo expresa con claridad meridiana: "Si quieres ser un líder, ofrécete voluntario en todas aquellas actividades que la mayoría de la gente que no quiere hacer. Crecer significa estar dispuesto a ser cada vez más responsable de ti mismo, de tus acciones, de tu educación continua y de tu madurez. Es cómodo no cambiar, es fácil seguir siendo el mismo, por eso, la mayoría de la gente sigue siendo ella misma toda la vida".
2. POR OBLIGACIÓN. Muchas veces la adversidad obliga a sacar y desarrollar el líder que llevamos dentro. A veces, la mejor alternativa es no tener alternativas, porque entonces ya sólo queda una opción: tirar para delante. Blaise Pascal decía: "La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecidos ocultos". Desde la comodidad de la rutina es muy complicado desafiar a nuestros límites. Sin embargo, cuando nos vemos sacudidos por las circunstancias a salir de la zona de confort por la que nos movemos habitualmente, muchas cualidades y habilidades que no habían tenido la posibilidad de manifestarse lo acaban haciendo descubriendo así parcelas de nosotros mismos que desconocíamos.
¿Cuál es la conclusión de todo lo que hemos expuesto aquí?
1. Nadie nace líder.
2. Todo el mundo lleva dentro un líder en potencia.
3. El liderazgo no se enseña, se aprende (desarrolla).
4. Liderazgo es desarrollo y el desarrollo tiene que ver con las experiencias.
5. Si quieres ser un líder, asume la iniciativa: desafíate, rétate y provócate continuamente.
Lo demás queda en tus manos. En Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición) escribíamos:
"El liderazgo se cuece a fuego lento. No hay milagros ni atajos. Se necesita valentía, voluntad, paciencia y resistencia a la frustración. No se siembra hoy y se recoge mañana, es un camino que lleva su tiempo. Muchas veces hay que desaprender comportamientos y paradigmas, trabajar sobre otros nuevos y sufrir el proceso [...] Detrás de cualquier logro importante hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio".
* El próximo 11 de diciembre estaré participando como ponente junto a otros ponentes en el evento Social Media Care, con la causa 1 persona = 1 kg de comida. ¿Te apuntas?