Si tan sólo,los poderosos y todos nosotros, ayudáramos a los más pobres, ellos ya no fueran miserables.

Publicado el 05 mayo 2019 por Carlosgu82

Este lugar es un mundo opulento, pervertido por la riqueza y  el poder. La insensibilidad humana habita  en los poros de nuestra piel y en nuestros espíritus, somos un mundo hipócrita que pretendemos  ser  buenos  seres  humanos, escondiéndonos  atrás de leyes, normas y de instituciones, aparentemente  buenas, como iglesias y grupos de caridad. Comencemos a analizar de arriba hacia abajo, si tan sólo los más opulentos de los  opulentos, distribuyeran, de manera  equitativa  toda su  riqueza, esta maldita  pobreza, a nivel mundial, desaparecería  en  «un dos por tres», pero no existe ni voluntad, ni deseo, ni humanidad; por lo  que  el mundo seguirá siendo cada vez más pobre. DINERO SÍ HAY, PERO ESTÁ MUY MAL DISTRIBUIDO. Actualmente, en este mundo contemporáneo, tan desgraciado y corrupto, existen 2.208 millonarios con miles de millones de dolares, en  sus  manos y guardados  en los bancos, y habría  que  preguntarles  que  los  ha  hecho tan poderosos  económicamente. Es obvio, que muchos de estos nuevos Midas actuales ,basan  su  fortuna  en  negocios como: la fabricación y comercialización de  armas, de bebidas alcohólicas y el tabaco, de las drogas. También, a esta lista, deben  sumarse banqueros, petroleros, prestamistas, dueños de poderosas transnacionales como el MacDonals, el Burger King, la Pizza Hut, que «amasan» millones y  millones  y  pagan salarios  de hambre  en  comparación con las riquezas  que  generan a través del  consumismo; manteniendo a una  clase trabajadora laborando excesivas horas de trabajo. A continuación, les expongo las 10 empresas  que  controlan el consumo mundial: 1. Nestle (Suiza), con ingresos, en el 2015, de 87.000 millones de dólares. 2. PepsiCo (en Estados Unidos), con ingresos de 63.000 millones de dólares, en  el 2015. Unilever ( Londres y Roterdam), con ingresos de 59.000 millones de dólares en el 2015. Coca- Cola (en Estados Unidos), con ingresos de 44.300 millones de dólares, en el 2015. Mars (en Estados Unidos), con ingresos de 33.000 millones de dólares.  Mondelez (Estados Unidos), con ingresos de 29.600 millones de dólares.  Danone (Francia), con ingresos de 24.000 millones de dolares. Generall Mills ( Estados Unidos), con ingresos de 17.000 millones de dólares. Associated British Foods ( Inglaterra), con ingresos de 16.000 milllones de dólares y Kellogg´s (Estados Unidos), con 13.500 millones de dólares. Todas estas  corporaciones transnacionales lograron estas  ganancias tan  sólo  en  el  año 2015.

Aquí no coloco  el  dato  de  otros  rubros como el tabaco, el alcohol, las armas, la pornografía, el tráfico de drogas  que ni se pueden imaginar lo  que  perciben en un tan sólo día. Ahora bien, están los opulentos, muy ricos también, que  si  bien  es cierto, muchos de ellos, no llegan a millonarios, sí poseen grandes  cantidades  de  dinero, que nunca soñaron tener en  sus vidas,  estos  son los defensores y practicantes  de  la asquerosa partidocracia, que  se  ha  convertido, principalmente en los países del tercer mundo,  en  una  forma  de ascender socialmente de la manera más corrupta y sucia. A través de afiliarse  a un partido, saber hablar, y sacrificar los ideales más sagrados de la persona humana, cualquier ignorante o «burro», puede escalar de una clase baja a una  superior y muy pudiente. En América Latina, los políticos se han convertido  en los seres más asquerosos y despreciables, por ser lo  que  son, ladrones del pueblo con  corbata. Abajo de los dueños de los medios de producción y de los políticos, estamos todos aquellos que no somos ni ricos ni pobres, los asalariados, los comerciantes que luchan por sacar  lo de su día o, incluso, los que no poseemos un trabajo pero recibimos ayudas de hermanos o padres. Nos llaman, de manera  equivocada, clase media, pero ya ni llegamos  allí. Muchos  que  pertenecemos a este  estrato, muy pero muy inferior, también podemos colaborar dando  algo  a los más pobres, a los  que  de  verdad no  tienen nada, ellos carecen de techo, de comida y de servicios básicos; pero, nuestra indiferencia y desprecio es generalizado, ni  siquiera una moneda de 5 centavos se nos cae de los bolsillos para  ellos; ellos  son los más desprotegidos  en  nuestras  sociedades capitalistas. Para  concluir, considero  que  para  que  se  acabe la pobreza en ese mundo, la riqueza  debe  ser  redistribuida en sacar  de su vida miserable a tanta  gente  necesitada, tanto  en países tercermundistas como «del primer mundo». Ésto es una obligación moral de todos.