Si a un asalto pirata en aguas internacionales, con asesinato y secuestro incluidos, por parte del ejército de un país que practica el terrorismo de estado ya es de por si deplorable, las reacciones del día después por parte de los organismos internacionales y demás floreros inútiles son incalificables.
No es que sea la constatación de la impunidad. Esa ya la sabíamos. Son demasiados muertos para que ahora nos caigamos del guindo. Es la constatación de que, sencillamente, el tinglado montado no sirve más que para perpetuar las injusticias. Se retroalimentan. Y más que denunciar a Israel, que también, hay que señalar a todos esos personajillos inútiles que aparentan gobernarnos.
La ONU lamenta pero no condena el ataque pirata en aguas internacionales con una decena larga de pacifistas muertos. Ni una mención a Israel, a la que se le exige una investigación formal del asunto en una pirueta de sarcasmo. Peor sería que hiciera la ONU el informe, dado que acabaría poniendo a los agresores y agredidos en el mismo plano.
La OTAN califica de incidente el hecho, no vaya a ser que alguien decida invocar algún artículo de solidaridad con la bandera de los barcos agredidos y haya que acabar invadiendo Turquía.
El premio Nobel Preventivo de la Paz no sabe no contesta y al igual que la UE, (con varios parlamentarios calificados por terroristas, bajo intento de asesinato y secuestrados), pide explicaciones, al igual que Moratinos por parte española y Schutz se las da: los activistas con relaciones con terroristas tienen la rara costumbre de ponerse en el camino de las balas arrojadas al aire por los pacifistas militares israelíes. Se mueren. Nunca son asesinados.
Todo el mundo se da por satisfecho, regañina, y hasta la próxima carnicería.
¿A nadie le acojona el gobierno israelí capaz de semejante matanza?.
Malos tiempos para la lírica. Está más que visto que el mundo que hemos construido está más cerca de los valores de Terminator que de Ghandi y que si quiere sobrevivir, rinda la conciencia: está rodeada de hipocresía y cinismo.
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