Si tienes un ídolo, pregúntale como lo hace para llegar a ser lo que es. Tal vez te sirva. O no. Mejor seguir tu camino y descubrir lo que eres capaz de hacer sin ayuda de nadie. Nadie se parece a nadie. O sí. Todos nos parecemos en algo. Cualquier método a seguir para sacar de uno mismo lo mejor merece la pena. Da igual que copies o que seas creador imaginario. Todo tiene cabida si es por el afán de superarse a uno mismo. Pero los ídolos terminan defraudando porque tarde o temprano se quedan estancados en "el descanso del guerrero". Todos los ídolos terminan fundidos aunque sean de oro por nuevas reglas de existencias. Cada generación tiene sus reglas existenciales, y aunque sean las mismas, están tan disfrazadas que parecen diferentes, porque siempre nos hemos movidos por los mismos juicios existenciales. El Amor será siempre el Amor. Y el odio será siempre odio. Y...Un ídolo es una ilusión sobre el deseo de desamparo que nos invade ante la soledad. Y el mundo tiene que recordarnos constantemente ese hecho.