Si una mañana de otoño un crítico...

Publicado el 21 noviembre 2012 por Sfer
Una vez al año, desde hace aproximadamente cuatro o cinco años (¡cómo pasa el tiempo!), tengo el inmenso placer de asistir a la jornada de formación que el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil organiza para el equipo de críticos de la revista Faristol. Estas jornadas giran entorno a diferentes temas siempre relacionados con la literatura infantil y juvenil y con la crítica (y la crítica de la crítica), y nos sirven a los que participamos en ellas, que escribimos críticas/reseñas en la revista, para reflexionar sobre nuestra labor, para proponer mejoras en los textos que publicamos, y en general para vernos las caras (una vez al año no hace daño) y poder intercambiar opiniones y salir de la cáscara en la que durante el resto del tiempo realizamos nuestra silenciosa (y silenciada) labor de "opinadores" sobre literatura infantil y juvenil.
Repasando el archivo de Librosfera relacionado con la crítica, me sorprende a mí misma darme cuenta de que es la primera vez que me pongo a hacer una crónica de estas jornadas... No me pregunten por qué no lo he hecho antes, dada como soy a ir contando a los cuatro vientos todo lo que me pasa y que está relacionado con los libros. La cuestión es que esta vez sí les voy a contar algunas de las cosas que se pudieron oír y comentar durante la jornada de este año. Se avecina una entrada de esas largas que solo se leen unos pocos frikis. ¿Son ustedes uno de ellos?
Empezamos la sesión con Oblit Baseiria (propietaria de la mítica librería Casa Anita de Barcelona), Sònia Gómez (una de las dos propietarias de la librería Pati de Llibres de Sant Cugat del Vallès), y Marià Marin (secretario técnico del Gremi de Llibreters de Catalunya) hablando sobre librerías, novedades, edición, crítica y Faristol. Les dejo con algunas de los comentarios que hicieron cada uno de ellos:
Oblit Baseiria: en Casa Anita, el 80% de los libros que vendemos no son novedades, sino libros de fondo; libros que llevan un año o más en la librería. Esto se debe, entre otras cosas, a la elevada especialización de la librería, pero demuestra que las novedades no son lo más importante. Para mí lo más importante es la formación y el conocimiento previo que la persona que trabaja en una librería tiene sobre las editoriales, su catálogo, lo que publican y lo que podemos esperar de cada una de ellas. La industria del libro es más rápida que la crítica, pero para mí no es importante. Además, los comerciales realizan una labor muy importante de información sobre las novedades en las librerías: la figura del comercial, para nosotros, es básica. Lo que sí creo es que la crítica no debería hacer ni caso de los libros que se realizan como encargo editorial, de los que no nacen como obra de creación de un autor, sino como un estudio de mercado para comercializar con ellos.
Sònia Gómez: para nosotras sería muy positivo que la crítica pudiera llegar cuanto antes mejor, y si no puede ser en papel en digital [la revista Faristol se edita - a día de hoy - al mismo tiempo tanto en papel como en digital]. Y también consideramos que se debería dar más importancia a los libros imprescindibles (a través de listas, selecciones, destacados) y obviar los que son prescindibles. Nos gustaría que existieran más espacios en los que los mediadores (libreros, maestros, bibliotecarios) y otros agentes de la industria del libro pudiéramos formarnos de manera continuada en los criterios de selección y de recomendación de literatura infantil y juvenil. Creemos que el Consell sería un buen eje vertebrador de los diferentes sectores, que a veces nos sentimos desconectados los unos de los otros cuando todos llevamos a cabo tareas similares.
Marià Marin: la crítica es algo que queda "entre nosotros". Es muy irrelevante. Nos quejamos de que ya no hay espacios para hacer crítica de LIJ en los medios generalistas [para quien no se haya dado cuenta, la crítica de LIJ ha desaparecido de El Periódico, El País, El Punt - Avui, y seguro que alguno más que me olvido], pero es que solo un 30% de la población lee esos medios. Las familias que leen el Faristol son marginales. Lo mayoritario es no leer, porque un 45% de la población no lee, y la mayoría de los que sí leen, leen un libro al año, probablemente el best seller de turno que les regalaron por Sant Jordi. La lectura, no nos engañemos, está desprestigiada. Y lo que debemos preguntarnos es como recuperar nuestro papel central en la sociedad. Y para ello, debemos criticar no solo los libros, sino también la sociedad, la industria, la comercialización y las nuevas maneras de leer.
[La verdad, la intervención de Marin fue un palo de los que de vez en cuando nos hacen falta.]
De la segunda parte de la sesión se encargó Alfred Mondria (lean esta entrevista con él, por ejemplo), crítico que ha publicado en diarios como Avui, La Vanguardia, El País o Levante. Mondria nos cogió a todos de la mano y nos llevó a dar un paseo por las figuras más importantes de la crítica desde el principio de los tiempos. Los bolis (sí, íbamos todos con libreta, incluso yo!) echaban humo, y quien no salió de allí con ganas de leer a Robertson Davies, Las ilusiones perdidas de Balzac, a Saint-Beuve, las conversaciones de Borges con Bioy Casares, a Ciryl Connolly, a Edmund Wilson, a Lampedusa, las críticas breves de Joan Ferrater o de Carlos Pujol, o los textos de Enrique Lynch, es que en lugar de sangre tenía horchata corriéndole por las venas.
Entre todos ellos (y alguno más que seguro se me escapó), nos pintaron a un crítico con carácter, capaz de conversar de manera informal sobre sus lecturas, apasionado, que amplía la imaginación de lector, que tiene un estilo personal, que no finge que se dirige a un público que todo lo sabe, capaz de afirmar que un libro es bueno "si me gusta", que equilibra furia con reflexión, divulgación con erudición, análisis con descripción, y que es capaz de contagiar el entusiamo y el deseo de leer. 
Y la negrita es para mí, porque me veo todavía muy lejos del ideal, pero no me va a faltar tiempo para intentar ponerme a ello.
[Y no quiero acabar sin lo que sigue: si no me queréis pagar las críticas/reseñas que publico en Faristol, no me las paguéis. Las seguiré haciendo de todos modos. Para mí es un privilegio poder romperme los cuernos tres veces al año intentando opinar sobre libros infantiles en menos de 1000 caracteres e intentar estar a la altura de expertos como Pep Molist, Teresa Duran, o Berta Bocado. Pero por favor, por favor, por favor... seguid organizando una vez al año esta jornada de formación... Mil gracias Marga por seguir al pie del cañón. El día que me pidas la luna, te juro que subo ahí arriba y te la bajo. Y mil gracias y muchos ánimos también a todos los que trabajan en el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil... por muchos años.]