Definición gráfica de cómo es Cristina Ouviña en una pista de baloncesto. Foto: FIBA Europe.
Toni Delgado
—¡No meto ni una! ¡Soy muy mala! —Pues nada, sigue jugando y hasta que la metas. Creo que eres una de las mejores jugadoras que he visto –le respondió, perplejo, Víctor Lapeña a Cristina Ouviña (Zaragoza, 1990). "Y me puso la cara de las jugadoras con 18 o 19 años cuando les comentas cosas así. En el CD Basket Zaragoza apreté mucho y fui duro con Cristina Ouviña para que creciera y, a veces, sus respuestas eran francamente divertidas, como acabas de comprobar. Traté de darle mucho cariño y ayudarla a mejorar aspectos técnico-tácticos junto con el resto de cuerpo técnico. Resultó un empujoncito. Pretendíamos ponerla en primera línea de batalla", continúa el nuevo entrenador del Fenerbahçe. Cristina Ouviña celebra su triple vital ante Gran Bretaña. Foto: Alberto Nevado / FEB.
Hace mucho que Cristina Ouviña no duda en una pista de baloncesto. Reparte, lanza y defiende convencida de que toma la mejor decisión. Es una de las mejores bases de Europa, tiene un rendimiento inmediato y se deja la piel desde el primer segundo. Mide 1,73 metros, pero su actitud le hace parecer mucho más alta. "Tiene un carácter fuerte y una seguridad en sí misma que le hace siempre querer devorar y luchar cada balón. Como buena maña es una auténtica fiera en la pista", la describe Víctor Lapeña. Los (in)tangibles de Cristina Ouviña (seis puntos con 1/6 tiros de campo y 4/4 en tiros libres, cinco rebotes, cuatro asistencias y cinco recuperaciones, cuatro de ellas en el tercer cuarto) impulsaron a España a escaparse ante Letonia 31-51 a 8m 17. Hasta entonces, Ouviña frenó a Elina Dikaioulaku [Babkina], Astou Ndour y Laura Nicholls se multiplicaron en la pintura y Anna Cruz sacó provecho de sus eficaces penetraciones. A partir de ese momento, al conjunto de Lucas Mondelo le quemó mucho más la pelota, renunció a tiros y Brummermane y Babkina se pusieron las botas e ilusionaron al Arena Riga (55-57 a 1m 32s). A España le salvó el temblenque de Letonia (dos tiros libres fallados por la propia Brummermane y una pérdida tras pisar la línea de fono) y la tranquilidad de Silvia Domínguez para no fallar desde la línea de personal. También la ocurrencia del seleccionador de defender con cuatro pívots y Pina los últimos 10 segundos. Con el triunfo por 56-59 la selección se ahorra el cruce de octavos y pasa a cuartos de final del Eurobasket de Serbia y Letonia como primera del grupo A. El jueves jugará contra el ganador del Rusia-Italia. La próxima temporada será el USK Praga quien disfrute a Cristina Ouviña, que desde que se fue del CD Basket Zaragoza ha pasado por el Wisla Can Pack polaco, el Nadezhda de Oremburgo ruso y el Bourges francés. Lejos queda, como recuerda Víctor Lapeña, aquella "niña" de 18 años que venía de una grave lesión y de descender con su equipo. El entrenador no tardó en darle la titularidad en un CD Basket Zaragoza que jugó la Eurocup y alcanzó las semifinales de la Liga Día. Enfrentarse a bases como Laia Palau, Silvia Domínguez, Elisa Aguilar o Helen Luz la curtió sin remedio. Cuando Víctor Lapeña reparó en que Ouviña "era una jugadora muy relevante a nivel mundial" fue en la preparación de los Juegos Olímpicos de Río, en los que fue el útimo descarte: "Fue muy duro para ella y todo el grupo. En la selección ha encontrado su sitio y sabe su papel. A veces más protagonista y, a veces, menos. Cuando alguien sabe sacrificarse por el equipo como lo hace Cristina, te das cuenta de que ha alcanzado su madurez. Le quedan unos cuantos años de selección española y con un rol muy relevante. Ojalá en el futuro podamos volver a coincidir. Me siento orgulloso de ella". "Es muy rápida e inteligente en la pista y su capacidad para asistir es increíble. ¡Con sus repartos hace muy felices a sus compañeras!", aporta Katerina Sotiriou, excompañera suya en Zaragoza. "Es una base muy completa, con una visión de juego muy buena, vertical y agresiva al aro, en el que saca mucha ventaja con su cambio de ritmo e intensa en defensa. Cualquiera la querría en su equipo", interviene Rocío Torcal, con quien también coincidió en la capital maña. "Cris es capaz de cambiar la dinámica de un partido y siempre es intensa. En defensa es un perro de presa y en ataque aprovecha muy bien todas sus opciones. Siempre hace piña en el vestuario. Con ella siempre hay risas y buen rollo. Como persona su mayor virtud es la sinceridad", la describe Elena Salcedo, una de sus mejores amigas y con la que nunca ha jugado. "Cristina siempre ha sido una jugadora muy valiente y personalidad en la pista. Cuando eres joven, vas más revolucionada, pero ese descaro y visión de juego es lo que le permitió dar el salto y rápidamente ser pieza del primer equipo del CD Basket Zaragoza", recuerda Estela Royo, exjugadora del club.
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