Hace tiempo que le doy vueltas a la creencia de que si quieres algo y lo quieres de verdad, todo el universo empieza a conspirar para que lo consigas. Y desde que esa idea empezó a rondar mi cabeza hasta que hoy escribo este post, he pasado por diferentes fases. Al principio, creía que eso del universo, como lo de “si deseas algo con mucha fuerza se acaba cumpliendo“, era una mentira que, no obstante, nos gustaría creernos. Después, intenté apartar todos los prejuicios que me hacían verlo así y empecé a pensar qué pasaría si realmente fuera cierto. Y entonces lo entendí.
No es cosa del universo ni cosa del destino ni de la fortuna. Ni siquiera es cosa del azar. En el proceso que hay desde que tú tienes un sueño hasta que lo cumples, no existen más actores que uno: TÚ. No es que el universo se ponga a trabajar en el momento en el que tú, decididamente, quieres conseguir algo de forma profunda y verdadera. Es desear ese algo de esa forma profunda y verdadera, lo que te capacitará para conseguirlo: porque trabajarás más duro, porque pondrás mejor actitud, porque serás capaz de no rendirte a la primera de cambio… Porque, en fin, crees en tu sueño. Y creyendo en tu sueño, comienzas a crearlo. El universo, créeme, seguirá en el sitio donde está el día que tú decidas conseguir algo. Sin embargo, tus ganas de conseguirlo harán que trabajes de una forma diferente y tendrás la sensación de que es el universo o la buena suerte quien hace el trabajo por ti.
Hoy te traigo 5 razones por las que creer en algo es empezar a crearlo. 5 razones que te presto, como todo lo que escribo aquí, para que dejes de esperar un gesto por parte del destino, del universo o de la misma Virgen María, y pases a la acción.
1. Eres más constante: una de las características que me ha definido mejor gran parte de mi vida ha sido la inconstancia. Nunca acababa nada de lo que terminaba y siempre me ponía con otra cosa y con la siguiente o con la siguiente por mi bendita impaciencia. Quería conseguir resultados y los quería en el momento. Y de pronto, descubrí una vocación, algo por lo que trabajar, un motivo por el que seguir mi pasión, que era escribir a toda costa. Y fíjate, es en lo único en lo que me he mantenido realmente perseverante.
2. Eres capaz de buscar alternativas: para otra cosa que realmente no quisieras con todas tus ganas, para otro deseo que tuvieras que te importara menos, seguramente lo intentaste una vez y al fallar, terminaste por abandonar. Sin embargo, para ese algo que te mueve, que te apasiona y que te hace feliz, siempre buscas alternativas. Tu mente está mucho más despierta a la hora de buscar soluciones a los problemas, motivación en los tiempos de crisis y razones para seguir adelante. Una pasión es como un motor.
3. No te rindes así como así (incluso cuando crees que ya te has rendido): ¿sabes cuántas veces he decidido dejar de escribir absoluta y definitivamente? Tantas que no puedo ni contarlas. ¿Sabes cuántas de esas veces esa idea de abandono ha permanecido? Ninguna. No es el universo el que te ayuda a conseguir tus metas. Eres tú, que las valoras y en el fondo, sabes que eres capaz de conseguirlas. Por muchas caídas que haya por el camino.
4. Lo importante es tu reacción: hay cosas que pasan que son inevitables. Algunas de esas cosas duelen y nos derrumban. A veces nos invitan educadamente a abandonar, y otras nos pegan tal golpe que creemos que no seremos capaces de levantarnos. Pero en algún sitio leí que la vida es un 10% las cosas que pasan y un 90% cómo las encares. Y eso sí que me lo creí. Porque una de las razones por las que creyendo también creas el camino a tu meta, es que tu capacidad de reacción ante esas cosas inevitables que te hacen polvo, es mucho más fuerte que para cualquier otra cosa.
5. Creer en tu idea es creer en ti mismo: y si crees en ti mismo, el camino hacia tu objetivo será muchísimo más sencillo. Porque al final se trata de eso, del único actor entre tu sueño y conseguirlo: TÚ. Todo depende de tu actitud, de tu capacidad de reacción, de la forma en la que buscas alternativas a los obstáculos y la manera en la que, por mucho que te plantees mandarlo todo al carajo, no lo haces porque decides que tu pasión vale mucho más.
Así que el resumen de todo este rollo es: creyendo en ti, ya estás creando. Crea lo que quieras pero, por supuesto, que te haga feliz.