Mariano Rajoy, gestionaba rápidamente la transición, convocaba un congreso y abandonaba el escaño y la presidencia del partido. Su carrera política ha sido larga y amplia, puede ser buen momento para ponerle fin.
Nadie le quitará el mérito de haber capeado con cierto éxito una gran crisis económica y el colapso de parte del sistema financiero o haberse mostrado prudente (¿demasiado?) frente al insoportable golpismo catalán.
Su mayor lastre ha sido tragarse la corrupción, anterior a su presidencia, generada por la financiación de campañas (todos lo han hecho) y el empeño en pagar sobresueldos a sus cargos orgánicos (ahí aparecían las adjudicaciones amañadas y los billetes morados).
Al PP le esperan muchos retos; entre otros, decidir qué tipo de oposición hace y cómo convive con CS.
¿Qué sentirá Aznar?