Si yo fuera Cifuentes

Publicado el 13 marzo 2017 por Felipe @azulmanchego

Foto: Twitter de @ccifuentes

SI YO FUERA Cristina Cifuentes diría que “quiero un partido que sea crítico y luche firmemente contra la corrupción”.Y también diría que como presidenta del PP de Madrid –ahora que se ha convertido en candidata única tras ganar ayer las elecciones con el 86,38% de los votos- “estaré muy pendiente de las cuentas y de su control”. Y defendería, a la espera de oficializar su nuevo cargo en el congreso del próximo fin de semana, que en el PSOE y Podemos “están rabiosos porque no hay ni un caso de corrupción en mi gobierno”.Y añadiría que, para evitar nuevos casos como los del Gürtel o la Púnica, en el PP de Madrid “hemos pasado de reaccionar a prevenir antes de que ocurran”.Y recordaría que lo primero que hice al hacerme cargo de la Gestora fue despedir al gerente con Esperanza Aguirre, Beltrán Gutiérrez, “a pesar del importante esfuerzo económico que nos supuso”…Si yo fuera Cristina Cifuentes apostaría por "construir entre todos un partido honesto y transparente, donde no tengan cabida ni la corrupción ni los corruptos". Diría todo esto y estaría muy bien.Pero como no soy Cristina Cifuentes digo que también hubiera estado bien una actitud más enérgica, frente a su propio partido y frente a su antecesora, cuando los escándalos cercaban al PP. Porque aunque en este último año haya agitado la bandera de “un nuevo PP”, ella no es una recién llegada.Está en esto desde los 16 años donde aterrizó en las Nuevas Generaciones de la antigua Alianza Popular, dio sus primeros pasos en política activa junto a Gallardón y Aguirre, entre otros, y fue elegida diputada de la Asamblea de Madrid con tan solo 26 años. Mariano Rajoy la hizo delegada del Gobierno en Madrid y luego aceptó el encargo de ser candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid hasta conseguir el Gobierno regional con el inestimable apoyo de Ciudadanos. Haber levantado la voz durante todo este trayecto y con mayor contundencia, ya sé que no suele ser lo habitual, habría sido una actitud valiente, que la habría legitimado aún más frente a los otros partidos y ante la propia sociedad.Con lo que ha llovido desde entonces, no se entendería ahora ningún pronunciamiento que no vaya en esa dirección.  Y por eso, una de sus principales misiones pasa por limpiar el partido. Abrir las ventanas para que entre el aire fresco tras años, al menos, de descontrol e irregularidades, tal y como atestiguan los expedientes acumulados en las estanterías de los juzgados o de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El futuro no está escrito para nadie y mucho menos en política. Ahora bien, tanto si aspira a convertirse en sucesora de Rajoy como quedarse donde está, si quiere seguir siendo un “alma libre en el PP”, el mejor servicio que podría hacerle al país es coger la escoba y barrer de una vez los residuos de la inmundicia que puedan quedar en su partido. Nadie dijo que esto fuera fácil.