Sibarita

Por Jerjes Ascanio

Yo me hallaba saturado de tranquilidad y paz, sin deseo alguno de pensar. Ella se recostó en mi brazo, sus labios rozaron mi oreja. Su cabello acaricio mi cuello y aspire el arome de su cuerpo. Puse mi mano sobre su desnudo seno y quedé profundamente dormido, como hacía mucho tiempo que no lo había hecho, sin ser asaltado por sueños ni pesadillas...