Revista Cultura y Ocio

Sibeles: Una pasión de Inteligencia (II). Por Frank G. Rubio

Publicado el 26 enero 2016 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Una mujer con coraje
Su historia muestra como Occidente ha sido infiltrado por potencias extranjeras buscando secretos nucleares. Ilustra como los burócratas occidentales miraron hacia otro lado o ayudaron directamente a países como Pakistán para que pudiesen adquirir la bomba

 William Jaspers


Sibel Edmonds nació en 1970 en el norte de Irán, en la región de Tabriz, hija de un cirujano iraní de raíz azerí y de madre turca. En 1981 asiste en primera fila a los acontecimientos designados por la prensa occidental como "revolución iraní”; un incidente con un grupo de guardias revolucionarios sobre el modo de llevar la pañoleta la pequeña coloca a la familia en la tesitura de abandonar el país. Marchan pues a Turquía donde Sibel permanecerá siete años. La realización de una redacción escolar en la que defiende la libertad de expresión y critica las leyes de censura turcas, bastante restrictivas sobre el asunto por decirlo suavemente, produce una grave crisis en el hogar. Apoyada por su padre en todo momento emigra a los Estados Unidos donde cursará estudios de inglés y hostelería en Maryland, de comercio internacional en la Universidad George Mason y de criminología y psicología en la George Washington, trabajando más tarde un tiempo con delincuentes juveniles. Como su padre, Sibel: cuyo nombre en turco significa “gota de agua de lluvia” o “espiga de trigo”, tiene una visión comprometida y generosa de la vida en sociedadSibeles: Una pasión de Inteligencia (II). Por Frank G. Rubio

diles en qué trabajas y quién eres. Te aceptarán de inmediatoEn 1992 contrae matrimonio con Mathew Edmonds, un divorciado mayor que ella dedicado al asesoramiento de empresas tecnológicas, con quien hasta el día de hoy permanece felizmente casada. Compran una casa en la localidad de Alexandria en los alrededores de Washington, con vistas al Potomac, y por un tiempo llevan una vida casi idílica. Pasarán tres meses en San Petersburgo en 1993, trabajando con niños en un hospital de caridad regentado por la fundación Rostropovich, tratando de paliar la miseria de la época postsoviética.Poco después de los brutales acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y debido a sus conocimientos lingüísticos, muy poco comunes en su nuevo país de residencia: farsi, azerí, turco y obviamente inglés, es requerida por el FBI como traductora. Hasta su llegada el FBI no tenía traductores de turco. Acepta por patriotismo y superando las pruebas pertinentes comienza trabajar sobre una amplia variedad de documentos, muchos de ellos procedentes de escuchas. Pronto descubre material deficitariamente traducido que resulta relevante para la investigación sobre el mega atentado de septiembre y se lo comunica a sus jefes. También muestra reticencia ante la actitud de su superior inmediato, un libanés naturalizado en Estados Unidos, de retardar el ritmo de trabajo para conseguir un mayor presupuesto para su departamento con la excusa de estar saturadosSin embargo el acontecimiento más significativo, que acabará decidiendo su destino en los próximos años y su expulsión del FBI, fue la visita sorpresa, ocurrida muy poco tiempo después de entrar a trabajar, que una compañera también traductora de turco, Melek Can Dickerson, le hizo con su marido una mañana de domingo. Douglas Dickerson era un militar con grado de comandante perteneciente a la fuerza aérea que había permanecido en Turquía varios años como agregado militar. Muy amablemente les preguntaron a los Edmonds si tenían relaciones con la comunidad local turca o si pertenecían al ATC (Consejo Turco-Americano). Mathew no puso en duda las ventajas que tan encomiásticamente le predicaban sus visitantes pero adujo que para ser miembro de esa organización era preciso tener un negocio de envergadura. La respuesta no se hizo esperar y fue inquietante, Douglas miró a Sibel y dijo: basta con que les digas en qué trabajas y quién eres para que ellos te acepten de inmediato. Sibel comenzó a sentirse incómoda y trató de cambiar de tema pero sus visitantes insistieron en la red de contactos de alto nivel y en sus ventajas.

Sibeles: Una pasión de Inteligencia (II). Por Frank G. Rubio
En su breve trabajo para el FBI descubrió, en el proceso de traducir varias grabaciones procedentes de diversas escuchas realizadas a distintas personas en el marco de operaciones de contra-Inteligencia, que varios políticos electos, altos funcionarios de la Administración y representantes de potencias extranjeras andaban incursos en tramas delictivas de extrema gravedad. Hablamos de círculos implicados en sobornos, trafico de secretos armamentísticos (incluyendo armas nucleares) y narcóticos. Una parte nada desdeñable eran miembros de la red de “selectos” contactos de la que había hablado con los Dickerson en la conversación anterior. La embajada turca y la asociación en cuestión eran algunas instituciones de las que procedían estas informaciones.

Los esfuerzos de Sibel por poner en conocimiento de sus superiores tanto la visita de los Dickerson, con sus reptilescas propuestas de espionaje al servicio de una potencia extranjera (pues no eran otra cosa), como otras irregularidades patentes, desencadenaron un conflicto que culminó con su cese. En un contexto mafioso más propio de un país totalitario que de la supuesta democracia modélica que se supone son los Estados Unidos. Incautación de su computadora, también utilizada por su esposo, sin miramiento alguno y sin orden judicial. Seguimiento, tras entrevistarse con un superior, por parte de agentes que la intimidaban en recintos públicos con su presencia explícita y el uso de aparatos visibles de grabación... Sin obviar las amenazas insinuadas por Melek de potenciales problemas para sus familiares en Turquía, desencadenando que su hermana tuviese que buscar refugio en los Estados Unidos, cosa que consiguió gracias al apoyo de un senador a quien Sibel había denunciado el caso.
Continuará...

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