Siempre aparecen los que son en el momento adecuado.
Y si se equivocan, se van sin decir nada, se retiran con prudencia y dejan paso a otros.
Van llegando en silencio, como traídos por una corriente secreta, indescifrable, para acompañarme, para contarme cosas y divertirme; para explicarme; para emocionarme; para arrullarme y comprenderme.
Porque cuando el mundo entero se hace un páramo y la vida parece hueca, ellos conservan mágicamente todo su sentido.
Siempre están a mi lado y no piden nada a cambio, no exigen atención ni agradecimiento.
Pero yo les doy las gracias, y a veces, es verdad, los abrazo.
Como se hace con los buenos amigos.
Si sigo en el mundo, haré en él cosas que parecerán tonterías, porque me es imposible aceptar lo que veo. Todo viene a herir mi delicadeza, las costumbres de mi alma, o mis secretos pensamientos.
Para mí el tiempo, aquel día, estaba prácticamente perdido; no me hacía falta ni podía contar las horas; y tenía una vaga conciencia de que había una liberación en ese hecho. Hasta ahora había dejado pasar la realidad sin preocuparme; no sería fácil reencontrarla. Mi antiguo lugar en el prosaico universo, desde el que estaba acostumbrado a observar la vida que me rodeaba con tan serena magnificencia, era difícil de encontrar y alcanzar; además, yo había escalado lomas diferentes y ya no veía el antiguo lugar de residencia de mi arrogante alma. Por fin abandoné todo esfuerzo de recuperarla, y me resigné a la sensación de ser un actor pasivo en una calamidad indefinible.
(Charlotte Mew. Algunas formas de amor)
Mi educación real, la superestructura, los detalles, la verdadera arquitectura, la obtuve en las bibliotecas públicas. Para un niño pobre cuya familia no podía permitirse comprar libros, la biblioteca era una puerta abierta hacia las maravillas y el éxito [...] En la actualidad, cuando leo constantemente que los fondos para bibliotecas se recortan cada vez más, lo único que se me ocurre es que la puerta se está cerrando y que la sociedad estadounidense ha encontrado otro modo más de destruirse a sí misma.