Siempre lo intentan

Publicado el 29 diciembre 2017 por Miguelangel
Salgo a tomar el fresco al balcón. El cielo se muestra apacible, despejado, hermoso. En el ambiente flota un extraño y fascinante sosiego. Dedico los siguientes minutos a observar el mar en calma, sopla sólo una ligera brisa, y la curiosidad me lleva a coger unos prismáticos para deleitarme con el paisaje del anochecer. Durante un buen rato intento encontrar el horizonte, pero no surge. Ni rastro de esa línea que delimita el final de lo que el ojo humano puede distinguir. Espero con ilusión, espero con paciencia, espero, nada más… Cuando me canso, me digo a mí mismo: “Qué bonita Nochebuena para pasarla con la familia, al calor del hogar”. Vuelvo a mirar. Entonces, a lo lejos, diviso algo que se mueve lentamente, por debajo de las estrellas. Una luna llena, plateada y lisa, ilumina la escena proyectándose sobre el mar. Un montón de cabezas asoma tímidamente y al compás de las olas, aparece y desaparece, como si de un juego infantil se tratara. Poco a poco se van acercando. Son ellos, los mismos, los que siempre lo intentan. Los que buscan un mundo mejor atravesando el Estrecho en pateras, los que provocan la aerofobia de los insensibles. Muchos saltan al agua todavía alejados de la orilla, que ganan a nado. Los focos iluminan sus rostros, los señalan como protagonistas del descubrimiento. No tienen escapatoria. Uno a uno, son recogidos exhaustos. Los tapan con mantas —hace un frío que pela— y los tumban en la arena. Al resto acuden a rescatarlos con lanchas. Han sobrevivido y ese es el principal motivo de alegría. Me quedo absorto, pensando en no sé qué. Sí lo sé, claro que lo sé. Pienso en sus caras asustadas, pienso en el mañana,  en dónde estarán mañana. Como si la vida tuviera desenlaces tan bonitos como describen los cuentos de Navidad.
 La llamada de María me saca del trance. Regreso al salón, con la familia, es Nochebuena y comenzamos a cenar, mientras no muy lejos se oyen villancicos. #cuentosdeNavidad