Ganará CiU en Cataluña, se aliará con ERC, el PSC-PSOE será su comparsa, y el PP aceptará muchas exigencias insolidarias del nacionalismo. Solo Ciudadanos y/o UPyD mantienen en España el más alto sentido de Estado.
Y aunque no consigan independizar la región, le harán la vida imposible a quienes no sean nuevos patriotas y no vean al resto de España como el enemigo.
Se perseguirá por antipatriótico el uso del castellano, que a pesar de todas las trabas que sufre es el idioma vehicular más utilizado por la mayoría de los que votarán la secesión: ellos serán los responsables de la opresión patriótica y neofascista que se les viene encima.
Patria, el último refugio de los canallas, decía el gran Dr. Johnson hace cerca de tres siglos, que son los que van a triunfar este domingo.
Una nación exige muchos siglos de apareamientos entre tribus de un territorio, sea península o Insula Barataria, y si es democrática, en ella se hablarán los idiomas que uno desee sin imposiciones de los políticos, ni de los lingüistas autóctonos y demás clases subvencionadas y parásitas, las clases extractivas, que viven de expoliar al contribuyente con su patriotismo, el cofre de los vagos e inútiles.
La ingeniería social suele fracasar a largo plazo, cuando pretende crear “el hombre nuevo”. Naufragaron Stalin, Hitler, incluso Franco, tras provocar mucho dolor, aunque unos más que otro.
A los catalanes que no se adapten, que busquen libertad personal, hacer lo que deseen y hablar como se les ocurra, incluso en catalán, siempre les quedará Madrid.
Madrid nos recibe a todos abierto, sin preguntar nuestro origen, de dónde venimos, a dónde vamos, ni por qué: aquí se viene de cualquier parte España y, crecientemente del mundo, para ser libre.
Es el crisol que dejó de ser Cataluña cuando los nacionalistas decidieron convertirla en una granja de gallinas hacinadasen jaulas y que, con los picos mutilado por los criadores, cacarean incansables Patria, Patria, Patria, como plañideras de 1714.
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SALAS