Revista Educación

Siempre[en]medio al desnudo (V): Félix A. Morales, el ‘reinventado’

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Voy a ir confesando la verdad. Lo de esta serie de Siempre[en]medio al desnudo se me ocurrió en un momento de desesperación y de neuronas fritas. Lo admito. Y sabiendo que somos un buen puñado de colaboradores en este blog pensé que durante algunos meses tendría siempre tema para escribir. Lo que no tenía en mente es que encima me iba a divertir lo más grande y que, más grande aún, aprendería muchísimo de todos mis compañeros y sus buenos textos.

A Félix A. Morales, y así se llama también en su DNI, da gusto leerlo. Una, que es es una absurda obsesa de la corrección ortotipográfica y de estilo y que debo tener alguna tara mental por ese motivo (lo de absurda es real, esta obsesión es estúpida), tiene en Félix a un tipo con tal manejo de la lengua que da envidia. Se curra sus textos que no hay forma de que se le escape ni la más mínima errata. Lo que no sé es cómo acabó un fisioterapeuta en este campo del periodismo y la comunicación. Hoy engrosa la quinta entrega de este folletín.

Félix A. Morales

He aquí al curioso, cuidadoso y ‘concisado’ periodista Félix A. Morales.

Lo recuerdo de siempre en el Ayuntamiento de La Laguna, un tipo listo que tras años de bregarse en el gabinete de prensa puso en práctica el tan sonado “quien no arriesga no gana”. De pronto, un día, no recuerdo cuál, comencé a ver a través de sus redes interesantes artículos divulgativos de consumo, ciencia, salud… y até cabos, llevándome una grata sorpresa. “Este se lanzó, qué bien, pensé, es un reinventado”. Y tal y como está el percal, es de aplaudir a la gente valiente.

Cuando le pedí una breve bio, me mandó algunas líneas que, cómo no, apenas quiero tocar, porque quién soy yo para hacerlo… Vean, si no, ese manejo que les contaba palabras atrás.

Lo que llevo haciendo más tiempo: jugar al fútbol, tal cual, desde los 3 años; desde que mi padre me regaló un Tango: el balón de Argentina’78 (año en que nací) y España’82. De Naranjito tengo un vago recuerdo, no así del Tango; recuerdo perfectamente (lo cual es imposible) su textura y la sensación de plenitud que daba pegarle patadas. Hoy, sigo haciéndolo. No sé si cuenta para el CV.

 –Lo que procuro que se me dé mejor: ser padre. Quizá esta afirmación parezca constitutiva de cortedad de miras vitales o de conformismo profesional, pero es lo que hay. El otro día me espetó el mayor de mis pequeños que era “el mejor del mundo”; no se lo dice a todos y como lo conozco desde que el partero lo puso en mis manos, sé que lo dijo porque lo cree. También sé que no soy el mejor, pero me basta, me espolea a procurar que anide en sus corazones felicidad, justicia y solidaridad: ¿o es que alguien pensaba que esto va de otra cosa?
Qué grandes esos tres sustantivos. Gran resumen como valores para inculcar a quienes tienes a tu cuidado.
-En lo académico/profesional: en recomposición. Acaso se veía venir desde aquel tiempo en que me leía embebido a Umbral en la última de El Mundo durante algunas clases aburridas en aquella carrera de ciencias sanitarias. Luego, durante algunas otras aburridas clases en las aulas de la carrera subsiguiente de ciencias de la información me había pasado a Haro Tecglen en la penúltima de El País (él me enseñó el vasto mundo del punto y coma).
Me declaro fan del vasto mundo del punto y coma… Félix, yo creo que ya estamos tardando en montar un club. Ahí lo dejo, te lanzo la pelota a tu tejado.
Tras un no corto periodo en la comunicación institucional, ahora ando, como le dije a un amigo, en un buscado, apasionante y pertinaz (Umbral me enseñó el arte, crucial, de la adjetivación triple) proceso de metamorfosis profesional, que conjugue lo que sé y lo que sigo aprendiendo; una metamorfosis de la que apenas se intuye en qué tipo de mariposa se desperezará. (http://concisate.es/acerca-de/).
Félix da a este grupo de locos un toque de cordura y reflexión y nos enseña también muchas pequeñas cosas que pasarían inadvertidas para personas como yo, que tiene dificultades en estos momentos de pasar de lo urgente a lo importante. Así que es una suerte tenerlo, porque cuando veo que estoy anclada en el esquema rutinario de mi día a día darme un salto por sus artículos me reconforta. Termino siempre sabiendo más.

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