¿Se han fijado que la justicia en España deja mucho que desear? No lo digo yo, que gracias a Dios todas las causas pendientes que tengo, siguen estando pendientes, de ahí que no opine así. Lo dicen todas esas personas que además de denunciarme a mí por mil y una historias, además han denunciado a otros y ven que pierden hasta la visión esperando a que se celebre la vista.
Pero en esta ocasión no quiero hablar de la lentitud de la justicia ni de si las leyes están o no bien redactadas o si siempre benefician al malo. Esta vez me gustaría hablarles de la vocación frustrada del titular del Juzgado de Primera Instancia nº9 de Santa Cruz de Tenerife, que no contento con su ya difícil tarea de equilibrar la balanza de la Justicia, decidió de buenas a primeras, redactar sus sentencias en verso.
Desde la Inspección del Consejo del Poder Judicial sostienen que debe abrirse un expediente al juez, porque redactar una sentencia en verso se aparta de los cánones jurídicos y supone un agravio personal de un juez a un ciudadano. Pues yo gracias a mis contactos y también gracias a que ha sido publicado en varios medios, he podido hacerme con un fragmento de su rítmica y poética sentencia que decía así: ‘Siento no haberlo hecho mejor, simplemente lo hice con el corazón” (…). Sólo una postrera recomendación a las instancias superiores, para el hipotético caso de que esta mariposa fuera atrapada en sus redes: contemplen el último minuto de grabación, espectáculo sin par… la magia de la facundia… el poder de la razón”.
Y es que en cierta parte me da pena el juez porque por querer expresar sus sentimientos en un trabajo como el suyo ha sido expedientado, pero imagínense la cara de aquellos denunciantes o denunciados al escuchar frases de ese tipo ya que por mucho que rime, las sentencias no dejan de ser igual de desagradables; sobre todo por los términos utilizados y que solo los expertos en leyes conocen, a los demás nos suena a austrohúngaro.
Pero hay que darle las gracias al juez de que fuera un enamorado de la prosa y la rima y no un amante del Rap o el Reggaetón, porque entonces sí que lo habrían encarcelado. Eso sí, para todos aquellos jueces que me estén escuchando, que seguro que son muchos, que sepan que me gusta la ópera. A ver si en mis próximos encuentros a alguno le da por cantarme la sentencia en fa sostenido y consigo ganar el juicio por incapacidad del magistrado porque sino a este paso, “seré yo el que en algún penal no rime, pero para evitar que me hagan mal, a la pared más cercana me arrime. Ustedes ya me entienden.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…