Pospongo un poco las historias de las vacaciones para contaros algo que me atormenta. Es sobre mi Flaquito. Siento que es un niño atormentado y no sé porqué. Muchas veces me siento culpable, pienso que no soy buena madre, que no tengo suficiente paciencia, que no sé como aliviarle o no tengo suficiente intuición para evitar lo que le molesta,...
Mi hijo se pasa el 90% del tiempo que está despierto llorando. Puede parecer que exagero, pero es así de verdad. Sólo está más tranquilo en la calle o el coche, aunque no todo el tiempo. También se calla por un rato cuando hay alguna novedad, si ha llegado su padre a casa por ejemplo o le damos un juguete nuevo, en Marruecos por ejemplo ha estado más calmado cuando estaban sus primos para jugar con él o pasearlo. Aunque cuando le daban sus ratos de llorera era peor aún porque no estaba en mi casa, porque los abuelos te dicen que que le pasa al niño, que igual tiene hambre o igual tiene sueño, todos encima de él para ver que le pasa al niño y él sólo lloraba y lloraba sin consuelo, y yo diciendo que es normal que el llora, que es así, nadie me entendía, parezco una madre que pasa de su hijo por dejarle llorar, por no buscar que le pasa, por no estar probando a darle un yogur o meterle en la cama a ver si duerme, pero yo ya sé que no es nada de eso, porque mis hijos tienen sus horarios establecidos y sé cuando tienen sueño o hambre y eso allí no lo entienden porque no tienen horarios para nada. Hemos vuelto y me he vuelto a encontrar con este problema en la soledad de mi hogar y se me hace cuesta arriba. Lo veo apoyando la cabeza en mi regazo como ahora gimoteando, lleva llorando desde que se ha despertado, sólo ha parado para comer.
No es un lloro de dolor o algo así, puede parecer que el niño está enfermo o le duele algo, no es de eso. Es como un lloro de mimos, de aburrimiento, de cuando pide algo, pero no quiere nada porque lo hemos probado todo y es así de siempre, aunque ahora es más tiempo que antes. Antes jugaba más o se entretenía algunos ratos. Ahora siento profunda tristeza cuando veo a sus hermanos jugando, riendo, entretenidos con alguno de los miles de juguetes que tienen como dos niños normales de su edad y veo a mi flaquito lloriqueando de pie mirándome mientras friego los platos. Me encuentro indefensa ante esta situación, no sé que hacer. Si le cojo o le tengo en brazos no sirve de nada, a veces le calma por un rato y luego empieza de nuevo, a veces se revuelve y llora y cuando le vuelvo a dejar en el suelo, llora más. Es cómo si ni él mismo supiera que le pasa o que quiere. Es como una especie de llorar porque sí, como que ya es su estado normal, como que todo le aburre, como que no es un niño feliz.