El artículo asegura que, en España, la supresión de esta costumbre nos la hemos tomado como resultado de una “dictadura” de Alemania, al tiempo que recoge citas de personajes históricos en las que se incide en que el “tiempo es dinero”. En la misma línea, esa pérdida de identidad ha afectado, según el autor, a las comidas familiares, al ocio, al arte de “disfrutar la vida” y, a cambio, trabajamos y consumimos a un ritmo más alto. Höfer, que es economista, agrega, eso sí, quees una senda equivocada contra la que muchos han protestado sin éxito. Afirma que, en la prensa europea, existe un debate sobre la siesta y que su supresión está relacionada con la adaptación a la cultura de los países del norte de Europa. “La gente –reivindica– nunca debería haber llegado a la idea de abandonar su cultura como consecuencia de la deuda, pero ahora es exactamente lo que se espera que hagan”. La siesta, insiste, es parte inherente en la cultura latina del ocio y el descanso. “El espíritu puritano siempre se ha enfrentado en una cruzada contra el sueño y la buena vida, porque ambos se equiparan con la pereza y la blasfemia. Los que duermen están robando a Dios, sin ganar nada y perdiendo los beneficios que podrían haber obtenido en lugar de dormir”.
Pasó con la siesta, entendida casi como un hábito sagrado entre los españoles, el dopaje, visto como algo común en los deportes, los toros, el flamenco, la paella, la pasión futbolística... Para muchos extranjeros son las primeras palabras asociadas con España. DYM, la empresa de estudios de mercado y opinión, realizó, en marzo de 2012, una encuesta en 48 países para conocer las tres palabras que a cada uno de los encuestados “les venían espontáneamente a la mente” al escuchar la palabra España. El resultado fue espectacular: Fútbol (27%) y toros (25%) fueron las palabras ganadoras, seguidas de lejos por el sol (17%), el flamenco (8%), las vacaciones (10%). Recordemos cómo el ministro Wert darámás dinero al toreo por ser “un bien cultural”, mientas que el Ayuntamiento de Santander arrancaba tres millones de euros de los presupuestos deEducación, Sanidad y la Vivienda, y los destinaba a la feria taurina de Santiago. Y esto, sin mencionar las barbaridades cometidas en distintas producciones audiovisuales (a menudo estadounidenses) a la hora de establecer referencias históricas, lingüísticas, culturales o geográficas en nuestro país. Bástenos recordar las continuas “confusiones” de Los Simpson al mostrar una espectacular corrida de toros en un crucero.