Desde septiembre sé que ese recorrido es como una cinta de Moebius, infinita (hasta que se rompa) y con una sola cara. En ella hasta hace poco había 2 puntos que marcaban un principio y un final, un momento a partir del que las cosas cambiarían, serían distintas: el 15 de septiembre y el 1 de enero.
Ahora tengo una tercera fecha, el 28 de enero, que marca un punto de arranque nuevo.
Hoy, 28 de enero, se cumplen siete años desde el día que decidí lanzarme a hacer algo que jamás había hecho y que ha resultado apasionarme y hacerme más yo.
Sorprendentemente, además, parece que no se me da mal.
En el último año las cosas que (me) pasan casi me matan.
Cada post que he escrito, cada post que he publicado, han formado una senda de piedras por la que he ido saltando para no hundirme. A veces he pensado en quedarme a vivir en una de esas piedras, esperar a que alguien viniera a recogerme en helicóptero, en dejarme caer al agua, pero al final siempre decidía volver a saltar hasta llegar al día de hoy.
Cada comentario ha sido un empujón para seguir.
Cada salto que he conseguido dar me ha hecho sentirme absurdamente orgullosa de mi.
En el último año Cosas (que) me pasan me ha salvado la vida.
Ahora voy camino de convertirme en, lo que un gran amigo ha definido como, una "culebrilla vivaz" y me gusta. Va a ser un año espectacular. Vamos a celebrarlo. Octavo año del blog ¡Allá voy!