Siete picos, muchas veces

Publicado el 09 septiembre 2014 por Javieragra

El orobanche es un gorrón. El orobanche es una planta parásita que se agarra a las raíces trabajadoras de la retama o de otras plantas que crezcan cerca de ella; mide hasta treinta centímetros de altura, nunca tiene tonos verdes porque carece de clorofila, ya se cuida de tomar el alimento preparado y además coloca sus pequeñas semillas en forma de huevo en el suelo donde espera con paciencia a pasar a vivir a costa de un nuevo huésped. Pero es una planta de brillos luminosos. Es un gorrón el orobanche.
El orobanche es un gorrón. Lo descubrí hace pocas jornadas en uno de los paseos por Siete Picos en la Sierra de Guadarrama.
Desde el Puerto de Navacerrada, Siete Picos está al alcance del montañero. Se pasea su hermosísima y vistosa cima después de recorrer otros lugares, o antes de continuar más largas marchas. Las últimas que realizamos por sus cumbres fueron sosegadas, la calma es una vivencia de la montaña. El tiempo se nombra con agujas de paz, el segundero son latidos de naturaleza.
Atrás ha quedado el séptimo Pico, algunas personas en la cumbre rodean y saludan al vértice geodésico que marca el punto más alto del recorrido.
Subimos por los remontes hasta sobrepasar muy cerca del próximo otero con la imagen de la Virgen de las Nieves y disfrutar el poco transitado recorrido de la Senda Herreros que desciende como si los montañeros buscáramos la raíz misma de la montaña jugando al escondite con el sol que pasa varias horas hasta que da con nosotros. El agua de Guadarrama canturrea mansa entre los helechos y las quebradas; las cabras nos miran y deciden no asustarse cuando ven nuestra pausada y silenciosa marcha.
El Tercer Pico tiene una graciosa ventana.
Escondidos senderos vuelven nuestros pasos, montaña arriba, hasta la Pradera de Majalasna. Allí está escondido el pico que comparte nombre con la pradera y que contaremos como el número uno, de lo contrario solamente nos saldrán seis picos muy bien puestos uno a continuación de otro hasta llegar al más alto de los siete que es el más cercano al Puerto de Navacerrada en nuestra vuelta por las cimas.
Desde la Pradera de Majalasna también podemos volver por la Senda de los Alevines, plácido sendero horizontal (dentro de lo que en la montaña se puede denominación horizontal); después de unos breves escarceos con alguna que otra roca, después de superar una graciosa inmensa roca que ha fabricado un pequeño tunel, encontramos la Fuente de los Alevines gran parte del año sin agua e inmediatamente entramos en el Collado Ventoso, cruce de caminos donde confluimos diferentes cuerdas de montañeros.
Cuevecilla risueña en la Senda de los Alevines.
Nosotros volvimos por el Camino Schmid, hoy habíamos hecho ya las hermosas vistas de Siete Picos. Pero hacer esa subida y alcanzar Navacerrada desde sus lomas de dragón, es una opción para la calma y el gozo. Siete Picos es una opción perfecta para cualquier jornada que se quiera disfrutar de la Sierra de Guadarrama.
También aprendí a llamar Senecio a la planta que, en los pueblos donde yo comencé a nacer, llamamos calzapete. Ya los antiguos latinos le habían puesto este nombre de anciano (senecio-senecionis) porque recordaba las blancas cabelleras y las canas barbas de la ancianidad. Con permiso de Linneo, en Acisa de Las Arrimadas, pueblo de mi infancia, le seguiremos llamando calzapete porque tenemos tal nombre florecido en el alma.
Javier Agra.