Y ese fenómeno tiene nombre, se llama Juan Albarracín y se ha sacado de la manga una novela de intriga con un ritmo diabólico, que transcurre entre Nueva York y París, y en la que su joven protagonista, James Sullivan, resulta agraciado con un esplendoroso viaje a la capital francesa en cuyos pliegues se encuentra escondido algo mucho más terrible que el simple premio de un sorteo.
Sullivan es un joven brillante, huérfano y que ha tenido que aprender muy pronto las lecciones más duras de la vida, tal vez por ello cae de vez en cuando en una especie de trance que le roba la conciencia de esta realidad para entregársela al mundo de los sueños. Un tránsito que resulta muy necesario cuando se trata de que alguien reciba según qué tipo de mensajes.
Y de mensajes va el asunto, porque el mundo empieza a revivir amenazas tan apocalípticas como indescifrables, y parece que sea James el único capaz de ir tirando del hilo. Aquí es donde el talento de Juan Albarracín es más descollante, porque logra, con una naturalidad pasmosa, que el ritmo vaya creciendo pero al mismo tiempo que el lector sea un privilegiado a la hora de ir presenciando sus conclusiones.
Siete trompetas; Juan Albarracín
Círculo Rojo, Almería 2015. 254 páginas.
(Revista Letras de Parnaso, Núm. 40, Enero 2016)