Signatura 400 - Sophie Divry

Publicado el 10 agosto 2017 por Rusta @RustaDevoradora

Edición:Blackie Books, 2011 (trad. María Enguix Tercero)Páginas:120ISBN:9788493874544Precio:17,00 €
Signatura 400(2010) es la novela con la que Sophie Divry (Montpellier, 1979) se dio a conocer. Este simpático bookish book (o libro sobre libros) tuvo éxito en su momento, sobre todo en las comunidades de lectores, porque, ya se sabe, a muchos amantes de la lectura les encanta que les digan lo maravilloso que es leer. Por aquel entonces, de hecho, hubo un cierto boom de publicaciones de este tipo, como La ladrona de libros, de Markus Zusak (Lumen, 2007), Firmin (Seix Barral, 2007), de Sam Savage, La librería(Impedimenta, 2010), de Penelope Fitzgerald, La mujer de papel (Lumen, 2012), de Rabih Alameddine, La buena novela (Impedimenta, 2012), de Laurence Cossé, La librería de las nuevas oportunidades (Lumen, 2012), de Anjali Banerjee, o La librería ambulante, de Christopher Morley (Periférica, 2012). Algunos de estos títulos son obras memorables. Otros tienen fecha de caducidad. Signatura 400 está en un terreno intermedio, el terreno de la anécdota escrita con oficio.Nos habla una bibliotecaria madura, con veinticinco años de experiencia, encargada de la sección de geografía. Toda la novela, de concepción intimista (esa «literatura del yo» tan francesa), es un monólogo interior en el que la protagonista-narradora encadena sucesivas meditaciones sobre su profesión y el mundo de los libros: las bibliotecas como el lugar al que nadie va a divertirse; la (manida) crítica de la comercialidad de lo que se publica, diversas reflexiones sobre sus autores preferidos (todos muertos, por supuesto), pequeñas exégesis sobre literatura e historia (siempre dentro del ámbito francés). La mujer, además, está enamoriscada de un doctorando más joven que ella que ni se digna mirarla. En el fondo, en su parloteo, que va de lo liviano a lo culto, de lo inmediato a lo trascendental, se deja entrever una profunda soledad. Aunque en teoría su discurso se dirige a un hombre desconocido que ha encontrado en el sótano, y que la está ayudando a buscar un libro, en la práctica es como si hablara sola, como esas personas solitarias que han callado durante tanto tiempo que, en cuanto tienen la oportunidad, hablan sin parar, lo sueltan todo, se vacían, se desahogan.Pero lo que hizo que esta novela tuviera éxito no es solo eso. No: lo que marca la diferencia es su gracia bien entendida, su chispa. Sophie Divry escribe con sentido del humor, en un registro cercano al habla oral, con coloquialismos, para mostrarnos el «mundo interior» de una letraherida solitaria. Esta bibliotecaria, que se habría llevado bien con La mujer de papel creada por Rabih Alameddine y con la Helene Hanff de 84 Charing Cross Road, es una mujer con una existencia minúscula, que por dentro se expande gracias a los libros, que le permiten (perdón por el tópico) perderse en mil historias y viajar más allá del tiempo. No estoy segura de que esto sea optimismo; al fin y al cabo, la protagonista se resiste a ser feliz, sus palabras rezuman amargura y frustración. Tal vez ese sea el destino del ser humano: resignarse por la precariedad diaria y distraerse (o engañarse) con la imaginación, las historias y las ideas.

Sophie Divry

La mejor definición de Signatura 400 la da la propia autora, que lo describe como un «divertimento», y yo matizaría que un divertimento para lectores con curiosidad intelectual (absténganse quienes busquen relatos en los que «pasen cosas»). Para tratarse de una primera novela, está muy bien escrita, con contención y un estilo cuidado, que no cae en el sentimentalismo ni la cursilería. En suma, Sophie Divry plantea un monólogo en el que muchos lectores se reconocerán, o, como mínimo, con el que empatizarán; aunque, cuando uno lleva unas cuantas lecturas a sus espaldas, algunas apreciaciones de la protagonista resultan un tanto manidas. De todas formas, se trata de un experimento correcto y agradable, que ofrece una muestra del ingenio de la autora (una autora que, al parecer, ha cumplido las expectativas y ha seguido creciendo: su novela Cuando el diablo salió del baño, publicada en castellano por Malpaso en 2016, se vendió mucho en Francia). Un caramelo para disfrutar entre obras más suculentas.