Sigue brillando diamante loco

Publicado el 18 marzo 2014 por Gorka Castillo @gorkacastillo


La noche del invierno ártico comienza a levantar su gélido telón de hielo. La banquisa retrocederá en los próximos días de forma inusitada y la vida en el Polo Norte iniciará su renacimiento despojándose del ropaje  que exige unas circunstancias extremas. Gota a gota, el océano helado se irá derritiendo hasta dejar a la intemperie pedazos de tierra yerma. En unos días, llamativas franjas de colores iluminarán el cielo glacial por última vez: Son las auroras boreales. 
Aunque tardaron varios siglos en descubrir los motivos de su existencia, los esquimales siempre creyeron que la Aurora Boreal era el camino sinuoso que les conducía a remotas regiones celestiales. Así lo cuentan generación tras generación cada vez que esta misteriosa luz que alumbra la oscuridad de sus noches invernales aparece prendida del cielo. En realidad son millones de partículas cargadas de energía procedentes del sol que al contacto con los gases de la gélida atmósfera, reverberan. La ciencia acabó con la leyenda pero no ha logrado que su intrigante belleza provoque extrañas sensaciones de emoción en quien la contempla.
La fotografía que encabeza el texto fue tomada hace un tiempo desde la Estación Espacial Internacional (ISS), el gran ojo que ve lo que nadie puede. Es el momento exacto del solsticio de invierno, el 21 de diciembre, el instante crucial. El cielo reverbera como si el planeta fuera un imán. La vida en el extremo norte de la Tierra no sentirá calor pero soñará con mundos lejanos, a menudo más amables y sinceros del que ahora estamos fabricando. Quizá las ballenas y los osos polares nos ayuden a encontrar la respuesta a la sinrazón de nuestra destacada obra.

Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond