¿Sigue triunfando el bronceado?

Por Martarg

No sé si es mi enfoque distorsionado pero me parece que últimamente ya no veo en los catálogos ni publicidad de moda un protagonismo absoluto de la piel bronceada para anticiparnos el verano y la época de ropa ligera y piel a la vista. ¿Será que estamos cambiando de idea?

Personalmente, este predominio de 'nudes' y efecto 'babydoll', con el triunfo de las prendas de flores, y el color maquillaje; con la languidez de las líneas suaves y dulces y los tonos empolvados... me encajan mejor con una piel blanca y una tez sonrosada que con un moreno-caribe más propio de un look agresivo y fashionista.

Cuando hablo con amigas todas estamos de acuerdo: la piel blanca no es fea. De hecho, nos fascina en personas como Nicole Kidman o Vanessa Paradis. El problema es que la piel blanca no siempre tiene un tono blanco bonito (sí, muchas padecemos el "blanco-pollo", que no es igual). Además parece que el tono blanco potencia más los defectos: se ven mejor las venitas, las manchas... Y, no sé por qué pero siempre sugiere mucha más flacidez que un tono oscuro.

Para colmo esta primavera hemos acortado el largo de las faldas y ya estamos regresando a las minis, encima con vuelo y tules, flores y puntillas. Es una forma más de sentirse "fuera del catálogo" si adaptar una tendencia requiere cambiar por completo de fisionomía.  Si se lleva el blanco pero no nos favorece, y el moreno de toda la vida es una meta inalcanzable...¿Qué hacemos?

Yo soy partidaria de buscar la belleza sin transgredir el canon natural que cada una tenemos. Una persona tremendamente blanca (como yo) y con rasgos poco dados al color tostado de piel, no puede tener como referente a Jenifer Aniston recién salida de los UVA. Me toca aceptar una limitación y encontrar mi lugar. 



Hay opciones para parecer menos "violeta": cremas autobronceadoras (con ese olorcito a caramelo quemado tan característico que seguro que vuestro chico aborrece tanto como vosotras...), visita cotidiana a los rayos UVA, sesión de parque con la cara puesta al sol, deportes outdoor (con la consiguiente marca de la ropa que no deja lugar a dudas sobre el origen funcional del moreno), piscina (para las afortunadas, pero hay que esperar a que abran) y playa (es el bronceado más bonito).

La crema autobronceadora es ideal para un momento puntual, una urgencia, y especialmente en las piernas. El truco para no tener ronchones ni rayas extrañas: exfoliar la piel antes y echarse el producto mezclado con tu crema hidratante habitual. Es la forma perfecta para que se difumine mejor. Los rayos UVA son comprometidos: hay quien no quiere oír hablar de ellos, pero si al final terminas tumbada horas y horas en una esterilla de playa, el efecto es el mismo, pero postergado. Si te vas a broncear con el sol, adelantarlo y dosificarlo con el control que te permiten los UVA no puede ser peor que alcanzar el mismo resultado a base de baños del sol del verano.


Quedarse con el tono natural es otra opción. Recrearse, como si de una foto de catálogo se tratase, con esos vestidos de tul y colores tenues (rosas, cremas...) reforzando el maquillaje en tono natural con apenas un gloss incoloro en los labios y las mejillas sonrosadas.


¿Nos atreveríamos a lucir nuestro tono de piel natural?