Tony Ferrasa es un guapo, adinerado y exitoso compositor de música puertorriqueño. No hay mujer que se le resista y que olvide con facilidad su mirada verde y leonina.
Ruth es una joven que con apenas veinte años tuvo que hacerse cargo de su hermana recién nacida y de un hermano delincuente. Cuando parece que por fin consigue encauzar su vida, se queda embarazada y su pareja acaba abandonándola.
Para sacar adelante a su familia acepta cualquier trabajo digno que se le presente, por lo que Tony y Ruth acaban conociéndose en una fiesta en la que ella sirve como camarera. A partir de entonces, como el destino es tan caprichoso, se encuentran en diversas ocasiones, y a pesar del interés que él le demuestra, ella se mantiene fría e indiferente.
Poco a poco ambos se van enganchando a una no-relación que acaba por desvelarles que lo que sienten el uno por el otro es mucho más intenso de lo que están dispuestos a admitir. Intentan alejarse, pero cuanto más empeño ponen en ello, menos lo consiguen y más fuerte se hace la atracción.
Sígueme la corriente es una divertida y sexy comedia romántica que hará que te enamores incluso del aire que respiran sus protagonistas.
Qué le vamos a hacer... me he aficionado a la literatura de Megan Maxwell, y cuando me enteré de esta novedad que salió el 5 de febrero, no me pude resistir a leérmela. Y no me ha defraudado en absoluto, aunque hay algunos guiños que esta vez no han terminado de convencerme, aunque como tienen sus razones, hay que respetarlos.
Para empezar, nos encontramos ante un narrador en tercera persona. Puedo decir abiertamente y con conocimiento de causa que Megan Maxwell se defiende genial tanto con narradores en primera persona como con narradores en tercera. Me gusta más en tercera, porque me permite conocer mejor a todos los personajes,
En esta ocasión tenemos como personajes principales a Ruth y a Tony. Ruth es una joven que no ha tenido nada fácil la vida: se queda huérfana muy pronto, a cargo de su hermana bebé, y cuando topa con un tipo que parece que la quiere y la ayuda, se da cuenta de que es un hombre que no quiere de ella nada más que su talento para conducir (Ruth acepta correr en carreras ilegales porque necesita el dinero). Además de todo eso, cuando huye de él se entera de que está embarazada... en fin, un caos de vida, le toca luchar hasta lo infinito para sacar adelante a su familia.Tony es todo lo contrario: rico, triunfador (un canon total en este tipo de novelas), un donjuán... pero tiene un pequeño problema: no sienta cabeza ni a la de tres.
Como personajes secundarios, y muy importantes además, tenemos a David y Manuel, los amigos de Ruth que la ayudan en todo y son prácticamente como su familia, y por otro lado a toda la familia de Tony, que me ha parecido muy entrañable y auténtica. Ha sido grato encontrarse a esta familia en la novela, ya que en el género suelen ser familias bastante despegadas y sin una pizca de afecto.
Son pocos los elementos descriptivos, pero es a lo que nos tiene acostumbrados esta autora: descripción, ni mucha ni poca... la justa para que te imagines cómo son los lugares y situar a los personajes en ellos. A mí me gusta así, ya que de otra manera a veces termino saturada...
Pasemos a las impresiones.
Una vez más, me he leído el libro del tirón, en unas horas. Según he podido ir comprobando, Megan Maxwell es una autora a la que te lees del tirón y te engancha, o a la que lees poco a poco porque te gustan sus historias, pero acabas un poco saturado (he de decir que todas las novelas tiene mucho en común y siguen un patrón). Pero no sé por qué, a mí me engancha de tal manera que me lo tengo que leer de arriba abajo porque no puedo parar en un punto determinado, aunque sepa por dónde van a ir los tiros.
En esta ocasión, he de decir que la protagonista me caía un poco mal al principio de la historia, el "ahora sí, ahora no" que se traía con Tony y la forma de tratarlo me parecía un poco fuera de lugar... pero bueno, hacia la mitad se modera un poco y ya va siendo más coherente.
El elemento sorpresa de esta novela es impresionante, la verdad. Porque Sígueme la corriente es una novela de amor, y cuenta la historia de Ruth y Tony, pero también tiene una parte de acción y persecución que a mí me ha gustado muchísimo. Lógicamente, en cierto momento de la novela te lo llegas a esperar, pero aunque no pille desprevenido, está bastante bien y te mantiene atenta a lo que ocurre.
Y poco más os puedo decir... Que aunque haya veces que me canso cuando un autor solo escribe un género, estoy deseando leer otro romance de Megan Maxwell. Me ha ganado con sus historias.