De camino a los pirineos decidimos parar para conocer una de esas ciudades que tienes anotadas para visitar y que ahora teníamos la oportunidad de conocer, Sigüenza. Es una ciudad enclavada en los valles de los ríos Dulce y Salado, es más, para acceder a la población lo hicimos por una carretera que nos condujo hasta un espectacular cañón.
Los orígenes de la ciudad son celtíberos (Segontia), asediada por Anibas y más tarde por Asdrubal, la ciudad fue tomada posteriormente por los romanos que situaron la ciudad en un punto estratégico de la calzada romana que unía Emérita Augusta (Mérida) con Caesar Augusta (Zaragoza). Los Visigodos crearon su ciudadela en el siglo V sobre la ciudad romana y posteriormente los musulamanes construyeron la alcazaba, ocupando la cuidad hasta el siglo XII, cuando fue reconquistada por Bernardo de Agén.
Simplemente pasear por la ciudad te descubre una apasionante historia. Un casco histórico con trazado medieval, callejuelas estrechas, puertas sobre restos de la muralla, de todo ello se destaca el Castillo, hoy parador de turismo, donde es un auténtico placer hacer una parada en su patio central para tomar algo, Castillo de los Obispos de Sigüenza, un palacio-fortaleza del siglo XII sobre uno anterior de época musulmana y que fue residencia de los obispos hasta el siglo XIX.
Volviendo a la ciudad no hay que dejar de pasear por sus calles, descubrir su Plaza Mayor de estilo renacentista donde se sitúa el Palacio Municipal, o la Catedral de Santa María de estilo románico-cisterciense con acabado gótico de la cual destacan sus dos torres laterales con una inspiración de fortaleza, en su interior se encuenta la capilla donde se encuentra el sepulcro del Doncel de Sigüenza (D. Martín Vázquez de Arce), cuya casa se puede visitar en el casco antiguo. Destacar también la Plazuela de la Carcel o el edificio impresionante del Palacio Episcopal que fuera la antigua Universidad de San Antonio de Porta Coeli.
Sin duda una fantástica parada en el camino para descubrir una bonita ciudad, en la cual hay que olvidarse de mapas e indicaciones y perderse para encontrar una gran historia.
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