Luego la vida vuelve: lamentos, rabia, miedo, etc. Ya estamos en ello, en la tele y en la redes sociales. Escucho y leo algunas cosas que me parecen inteligentes, otras estúpidas y otras miserables. Ruido, mucho ruido. Es humano e inevitable. Yo no voy a hacer más ruido, porque no tengo nada inteligente que añadir y no quiero caer en ninguna de las otras dos categorías.
Pero, sobre todo, porque creo que todavía sigo en esos primeros segundos de silencio, intentando entender qué está pasando.