Fantástico ambient de Coca-Cola, orquestado por Saatchi & Saatchi Dinamarca, para transmitir un mensaje clásico: si en el cine no paras de moverte, hacer ruido y molestar, tú te conviertes en el protagonista de la película.
La gracia está en la forma en la que la marca busca la complicidad con la audiencia, poniendo en evidencia el problema. La ejecución es también uno de los puntos fuertes: los propios espectadores que esperaban entrar al cine son filmados previamente (pusieron un croma en el hall del cine) y a través de un retoque digital esos mismos espectadores son introducidos en la película.
Una curiosa manera de pedir silencio durante la proyección, asociar determinados valores a la marca y meterse en el bosillo al público. Imagino que el efecto tan positivamente sorprendente que tiene una acción de este tipo en los espectadores es la de contar una historia dentro de la historia. La fascinación del storytelling, a pesar de que aquí sea para hacernos guardar silencio.