Silencio vacío

Publicado el 28 agosto 2013 por Jcbarona


Toda palabra mal dicha debería ser silencio, igual que el ruido. 

Entre dos que no se hablan hay un espeso silencio del que son dueños ambos, o alguno o ninguno de ellos. La nada se le parece pero no es silencio. El silencio es el sustituto de la acción y la palabra, sustituto forzoso y confuso en todos aquellos momentos en los que ha de acudir allí a falta de mejores argumentos.



Se irán los amantes, los hermanos, los compañeros, los amigos… y permanecerá el silencio abandonado allí, llenando el espacio de todo lo que pudo o debió decirse y nadie se apresuró a pronunciar.

¿De qué llenas tú tu silencio, de qué permitirás que se llene o se impregne;  de indiferencia, de hastío, reproche, renuncia o desconcierto, de esperanza, de ilusión… de olvido?El silencio más amable es aquel que se anuncia, que se solicita de alguna manera a aquel o aquellos que permanecen atentos a ti y a tus palabras. El preludio de un discurso encendido, tómate tu tiempo.

Si me das la espalda llévate el silencio, no lo quiero aquí conmigo.

¿Qué otorga y a quién el que calla?, ¿qué parte me darás a mí de tu silencio que llega a parecerse tanto a aquel que brindas a quien no sabe quién eres, ni de que color es tu voz porque no te escuchó nunca? ¿O es solo para mí?, qué detalle, amigo mío.

Peor es el silencio en el que se pertrecha el que no quiere escuchar se diga lo que se diga y ocurra lo que ocurra.
Háblame o escúchame, salgamos de este silencio. Salvo que te interesen más sus palabras que las mías.

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