“Error funesto es decir que hay que comprender la música
para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse
para que se comprenda, sino para que se sienta”.
Manuel de Falla.
Sin embargo, una reflexión más profunda me hizo dudar, pues hay otras canciones que también me producen escalofríos… ¡pero de horror! Hablo de algunos despechadísimos boleros y baladas retecursis, ciertos vallenatos y raspacanillas limítrofes con la tortura, muestras estruendosas de “Heavy Metal”, deleznables interpretaciones de salsa, determinadas obras folklóricas sumamente aburridas y otros inclasificables adefesios que me resultan punto menos que repugnantes. Podría hacer igualmente una lista pero sólo pensar en piezas así, desencadena en mí un efecto que estoy seguro, no se relaciona con la dopamina. Luego me pregunté sobre los resultados de la investigación si en lugar de las melodías seleccionadas, las personas hubieran escuchado el mexicanísimo “Jarabe tapatío”, “Hora staccato” de Grigoras Dincu o el “Mambo N° 5” de Pérez Prado. Tal vez estas obras fueron descartardas porque los sujetos tenían que permanecer muy quietos durante el estudio, ji, ji.
Estos casos extremos aparte, sabemos que la música suele ser una experiencia positiva para el ser humano. Ya en la antigüedad, griegos y chinos comprendieron los beneficios del desarrollo musical; si pudieran viajar al presente, creo que después de superar la sorpresa, estarían contentos ante la cantidad y calidad de música que se hace y escucha hoy en el mundo. Cierto, entre las guabinas siempre se cuela algún bagre –si no me cree, intente por ejemplo oír “Porque tú no me quieres” del grupo Miramar, o el merengue “La vaca” de un fulano que se hace llamar Mala Fe–, pero con todo, pienso que hemos evolucionado de manera positiva, musicalmente hablando.
p.d. Estuve a punto de colocar en este artículo los videos correspondientes a las canciones que menciono, pero después me dije que era innecesario proponer una prueba tal a quienes me leen. Todas las piezas –con la excepción tal vez de la versión de Quinta Anauco que sí comparto aquí– pueden ser oídas en sitios como YouTube, mas debo advertirle: si usted lo hace –especialmente en el caso de algunas canciones seriamente espantosas–, la responsabilidad es ¡enteramente suya!
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