4722 Hours es un excelente capítulo que explica qué pasó con la joven científica de SHIELD tras ser engullida por el monolito al final de la segunda temporada. Simmons pasó seis meses en otro planeta, un lugar inhóspito, árido y hostil que la obligó a agudizar su ingenio y forzar sus límites para sobrevivir. Vemos cómo Jemma -y su móvil de inagotable batería- espera al equipo de rescate, cómo busca una fuente de agua, cómo lucha contra unos monstruosos tentáculos, cómo consigue alimento y cómo descubre que no está sola en ese remoto planeta al ser atrapada en una jaula por Wiil, un astronauta que lleva 14 años varado en ese planeta.
4722 Hours es una historia que funciona. A priori, pudiera parecer que una trama desarrollada en un único lugar y centrada en un único personaje no permitiría que la serie avanzase pero sí lo hace. La relación entre Fitz y Simmons se encuentra en una encrucijada interesante de ver, solo espero que los guionistas afronten este escollo en el camino de manera adecuada. La historia de Will ya ha generado múltiples teorías, algunas de ellas de lo más jugosas que, bien introducidas en Agents of SHIELD, podrían deparar un futuro lleno de emoción.
La evolución de los agentes
A estas alturas, con 51 episodios emitidos, es agradable comprobar que una serie con personajes femeninos muy potentes (May, Bobbi) y que ya había jugado con nuestras expectativas al redefinir y redibujar a dos de sus protagonistas masculinos (Ward, Fitz), apuesta por profundizar y dar mayor protagonismo a Simmons, un personaje que siempre había estado al servicio de los demás pero que pocas veces había destacado en solitario. Cambiamos, de nuevo, el status quo de su relación con Fitz y descubrimos su extraordinaria fortaleza. Así, la recolocamos en el tablero como una pieza con mayor relevancia, siempre a punto para sorprender al espectador.