Título original: On Bowie
Idioma original: Inglés
Año: 2016
Editorial: Sexto Piso
Traducción: Inga Pellisa
Género: Ensayo / Biografía
Valoración: Recomendable
Aunque la biografía como género literario existe desde hace mucho tiempo, en los últimos años el número de obras dedicadas a la vida y milagros de diversos personajes ha aumentado de forma notable.
Por una parte, ahora se publica la biografía de cualquiera. Ya no es necesario ser un personaje histórico o relevante; basta con haberse acostado con el famosete de turno o salir en algún programa de telebasura para que cualquier indocumentado o indocumentada ocupe su espacio en los anaqueles de las librerías. Me pregunto qué interés puede tener la vida de una persona de apenas veinte o treinta años cuyo mérito principal haya sido haberse acostado con actores, actrices, cantantes o toreros famosos. El caso es que, al parecer, venden mucho, pero ese es otro debate…
Por otra parte, ya no existe como tal la figura del biógrafo oficial. Esto permite disponer de varios puntos de vista del mismo personaje, aunque siempre sujetos a las filias y fobias del autor respecto al biografiado. Al mismo tiempo, este fenómeno ha provocado una avalancha de títulos coincidiendo con la muerte, aniversario del nacimiento o hecho relevante protagonizado por el individuo en cuestión (la concesión de algún premio importante, por ejemplo). Hay mayor variedad, pero la calidad literaria y el rigor de la documentación, aspecto fundamental en este tipo de publicaciones, deja a veces mucho que desear.
David Robert Jones nació en Londres el 8 de enero de 1947 y es el protagonista del ensayo firmado por el filósofo inglés Simon Critchley. Si no sabéis quién es David Robert Jones, tal vez os ayude si os digo que es el nombre real de un tal David Bowie. Mucho mejor, ¿verdad? Un artista que ha marcado una época, del que no se me ocurre una mejor descripción que la de genio inclasificable.
Tras su muerte, el 10 de enero de este mismo año, han sido varias las publicaciones que han intentado acercarse a la figura de Bowie, un personaje complejo y sin duda difícil de biografiar. El libro de Critchley, editado en nuestro país por Sexto Piso, aporta un enfoque novedoso que lo acerca más al tratado filosófico que a una biografía al uso. Ha sido traducido por la catalana Inga Pellisa y cuenta con el valor añadido que aportan las ilustraciones de Eric Hanson.
En lugar de centrarse en los hechos más relevantes de la vida del londinense, Critchley pone el acento en su obra y trata de descifrar los motivos que le llevaron a ejercer una influencia capital en movimientos artísticos posteriores. Suele decirse de algunos personajes que son amados u odiados, pero que no dejan indiferentes a nadie. Es el caso de Bowie, cuya arrolladora personalidad le ha llevado a ser calificado de estrafalario carente de interés por algunos, y de genio por muchos. Vaya por delante que me incluyo en este segundo grupo.
El idilio de Critchley con Bowie comenzó el 6 de julio de 1972, día en el que Ziggy Stardust hizo su aparición en el programa de la BBC Top of the Pops interpretando Starman. La actuación fue grabada el 14 de abril, aunque no se emitió hasta tres meses después. Sus canciones, su pelo, su maquillaje y su traje multicolor revolucionaron la escena musical de los años setenta y dieron origen a la leyenda. Días después de aquella mítica actuación, Sheila, la madre de Critchley, compró una copia de Starman. Simon cayó en las redes de Bowie para siempre.
El libro es breve pero de una profundidad notable. Frases tan explícitas como Bowie hizo de la vida algo menos trivial durante un periodo de tiempo tremendamente largo denotan la pasión del autor por el Duque Blanco. Critchley analiza la letra de sus canciones y a quiénes van dirigidas. Afirma que su mensaje llega uno a uno a todos nosotros y con especial elocuencia a marginados, excéntricos, bichos raros y excluidos.
Bowie es un artista total que irrumpió con una imagen y un sonido rompedores, marcando una época y logrando mantener durante cuarenta años, con sus luces y sus sombras, un halo de fantasía e irrealidad aceptado por todos.
Aunque vio la luz en 2014, el texto ha sido revisado y ampliado tras la muerte de Bowie, ocurrida el pasado 10 de enero. Son muy destacables los capítulos añadidos (los cuatro últimos), en los que Critchley dedica una última reverencia al artista y da un repaso a su último trabajo, Blackstar, publicado tan solo dos días antes de su muerte. El filósofo inglés trata de desentrañar el mensaje póstumo que Bowie encriptó en las letras (y vídeos) de canciones como Lazarus o Dollar Days, en las que se hace evidente la consciencia de una muerte cercana por parte del que es, para muchos, uno de los grandes genios de nuestro tiempo.
Bowie es una lectura muy recomendable para aquellos que deseen acercarse a la figura del artista desde una perspectiva alejada de la simple enumeración de sucesos vitales. El enfoque de Critchley es novedoso, el libro está bien escrito y va más allá de la simple biografía, buscando el significado profundo de la obra de un personaje complejo como pocos.
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