Simón el Zelote, fue un apóstol de Jesús que no llamó mucho la atención y pasó desapercibido.
Cuando tenía 15 años escuchó un ruido en un árbol y pensó que era un polluelo. Estiró la mano para cogerlo y le mordió una serpiente en el brazo. Su familia lo llevó a varios médicos pero no le atendían por no haber contratado un seguro por picadura de serpientes.
Lo llevaron a un curandero que resultó ser Jesús. Le curó y luego le pasó la factura médica. Era muy alta, así que no la pagaron.
Entonces firmó un documento legal que le obligaría a ser su discípulo cuando llegase el fin del mundo.
Y claro, el firmó pensando que aquél estaba pirado y que eso no llegaría nunca.
Años más tardé lo invitó a su boda en Caná y allí fue cuando Jesús convirtió el agua en vino. Le copió la fórmula y años más tarde abriría un negocio de vinos de tetrabrik llamado Don Simón.
Murió crucificado y luego cortado por la mitad. Seguramente no cabía en el ataúd.