Cuando llegamos al recinto sonaba “Sowing the seeds of love” de Tears For Fears y cuando ya pasábamos por el pasillo de diversos stands escuchamos “Bad case of loving you” del malogrado Robert Palmer. Todo ello venía del dj set de Juan Pablo Jiménez, que fue el encargado de dar el pistoletazo a los eventos de la noche. Antes de la hora que tenían fijada, a eso de las 20:50h, salieron al escenario principal Gimnástica, el artista invitado que amenizaría la espera hasta que a las 22h recibiéramos a Simple Minds. Gimnástica, formación de brío rock concretado en quinteto con 2 guitarras, bajo, batería y cantante que también se hace cargo de los sintes, demostraron energía y potencia. En algo más de 40 minutos dispusieron un set animoso por lo general, en el que hubo varios pasajes celebrables. Se ve que también tuvieron la ocasión de telonear a los Simple Minds en Granada. Aquí debajo Gimnástica en acción.
Arrancaron con canción del último disco “Walk Between Worlds”, del cual Jim hizo su correspondiente propaganda atreviéndose a afirmar ante el público que era su mejor disco; “tengo cara de no decir la verdad” preguntó Jim a la audiencia. No obstante, eso sería más adelante cuando volvió la banda a retomar el nuevo trabajo de estudio. El pistoletazo de salida vino con “The signal and the noise”, que cumplió voluntariosamente con la ruptura del hielo y dejó la cosa pintiparada para que el grupo comenzara a soltar trallazos sin más concesiones.
La tripleta de canciones que encadenó la banda acto seguido rindió incluso al más escéptico que hubiera podido acudir con ciertas reservas. Y además hay que destacar la variedad de matices en este terceto, vean: “Waterfront”, “Let there be love” y “Lovesong”. Como pueden ver, una de cada época, la primera la que supuso un primer acercamiento al rock de masas perteneciente a aquel “Sparkle In The Rain”. Se representó intensa, como debe ser. La 2ª correspondiente a la etapa del rock maduro de comienzos de los 90 y la 3ª nos metió de lleno en el momento más nuevaolero del grupo, con un guiño de Jim a Madrid en particular recordando con el público en los primeros compases su actuación en Rock-Ola; “éramos muy jóvenes” afirmaba el señor Kerr. Y tanto.
También me resultó inesperada la canción título de “Once Upon A Time”, la cual ya desfiló en el tramo final del show. Este disco fue, junto al último lp, uno de los más representados de la noche, ya que también estuvieron presentes “All the things she said” (épica y brutal), y un combo de despedida formado por la emotiva “Alive and kicking” y “Sanctify yourself”; de hecho, no imaginaba que quedaba nada más tras “Alive and kicking”. El grupo bien podía haberse marchado, ya que se habían despedido y a mí (que ya saben mucho que no tengo por costumbre mirar los setlist de la gira antes de a los conciertos), me la colaron doblada. Jim avisó que les quedaba una bala más y fueron capaces de sumar más puntos a la valoración regalándonos una memorable toma de “Sanctify yourself”. Sé que es pedir peras al olmo, pero siempre me quedará la lástima de que quizás mi tema favorito del disco “Wish you were here” lo tengan más que olvidado y descartado para sus giras. En este sector, he de confesarles que “Alive and kicking” fue quizás mi momento más destacado y que disfruté del concierto.
Jim Kerr demostró estar en perfectísimo estado. No paró de moverse, abarcando todo el escenario, con sus personales poses y bailes que son tan suyos y aprobando sobradamente en el apartado vocal. Se tomó un respiro para cambiarse la parte superior (que la había sudado a conciencia) mientras que Catherine AD y Sarah Brown interpretaban el notable fin de disco de “Black And White 050505” “Dolphins”. Charlie Burchill estuvo aplicadísimo en su guitarra eléctrica. Tuvo tremendos momentos de lucimiento como en “All the things she said” o haciendo las veces de las notas cristalinas de “Alive and kicking”, en lugar de que la teclista las reprodujera; y es que, tíldenme de nostálgico, como Michael McNeil lo haría, nadie lo hace.
Resumiendo y concluyendo, hora y 45 minutos aprox. de buena música de la mano de una formación que vale su peso en oro y que las 3 veces que les he visto han sabido dejarme marcadas distintas sensaciones. Todas ellas muy positivas. El grupo reivindicó como se debe su nuevo disco, tocando muchas de las canciones del mismo y demostrando que suena realmente bien; no sé si llegará al nivel de excelencia clasificatoria que aseveró Jim, pero siempre he defendido que Simple Minds han sido capaces de editar siempre trabajos realmente dignos. Y la selección de clásicos fue realmente atinada y bien ejecutada.