Pero como ellos son así, y siempre venden la piel del oso antes de conocer al oso y antes de plantearse cazarlo, hemos de pensar en que, de cumplirse sus pronósticos, no podemos ceder ni siquiera un triste empate.
Y eso que ayer, durante los primeros 30 minutos asistíamos a un espectáculo digno de un campeón, con un Messi protagonista y un Neymar activo, aunque eso solo sirvió para llegar al 0-2 y no sentenciar cuando se pudo. Como siempre los errores arriba, el exceso de barroquismo y el querer entrar con el balón dentro de la portería impidió que la ventaja fuera definitiva, y de repente, un zapatazo que se come Bravo mete al Sevilla en el partido.
Luego, más de lo mismo, más errores, más fallos imposibles(sobre todo de Suarez) y en una mala entrega nos vuelven a marcar escapándose dos puntos que nos rompen y les dan alas a los rivales.
Quedan 7 finales, y no podemos fallar más que las que falle el rival, y viene el Valencia, y hay que viajar al Manzanares, al margen de visitar a los vecinos que si huelen poder darle una liga al primer equipo, se dejarán la piel para ello y descansarán cuando hagan de filiales.
No quedan comodines y las cofradías de los diferentes clavos ardiendo, las iconografías de los idolos caídos están a punto de caramelo para salir de procesión en próximas fechas. La cofradía de los espíritus, la procesión de la santa Ouija tiene a sus costaleros calentando, y a los de la bufanda afinando los tambores.
Perder esta liga dolería mucho, por mucho que permitiera librarse de los que ahora mandan, y con lo que ha costado llegar hasta aquí, cuando todo parecía perdido, sería terriblemente decepcionante.
Lo ideal sería disfrutar de estas 7 jornadas, una a una, esperando el éxito. Los rivales del Madrid también se juegan mucho y estoy convencido de que con 6 victorias nos llevamos el título.
Y esta semana hay Champions. Que no se nos olvide.