Tras la “guerra fría” y la posterior distensión, ambos bloques militares parecieron no tener ninguna utilidad. El Pacto de Varsovia desapareció y la OTANse dedicó a ampliar su cobertura a los frentes donde se libraban las nuevas guerras, en Afganistán y en los países islamistas cuyo fundamentalismo les lleva a declarar el exterminio de los “infieles” occidentales. Mientras tanto, Europa engordaba su tamaño, ampliando el número de países miembros, abriendo mercados y descansando en el amparo militar de la OTAN, hasta que saltan las alarmas por el conflicto de Ucrania y la exhibición de fuerza de Rusia.
No hay que esperar a que un general norteamericano organice la defensa de Europa y establezca la estrategia militar para enfrentar todos los conflictos que amenacen el Continente. Sería deseable que, sin descartar el apoyo y la contribución activa de la OTAN, Europa dispusiera de su propia fuerza disuasoria con capacidad para intervenir y sofocar aquellos peligros que se originan en su territorio o en su área de influencia. Ello serviría para hacer pensar dos veces a todo el que pretenda provocar un acto violento o alterar la legalidad nacional e internacional que afecta a la Unión Europea en su conjunto, como sería no respetar sus fronteras o atentar contra sus ciudadanos, independientemente del país natal.
Ello no sería óbice para que la OTAN siguiera desempeñando esa labor de respaldo militar frente a las grandes potencias y frente a amenazas de mayor calibre. Antes al contrario, la coexistencia de un Ejército propio con el despliegue de unidades de la OTAN en el solar europeo potenciaría la capacidad defensiva de Europa, ahora vulnerable y sin posibilidad de respuesta en casos de secuestros, atentados terroristas, problemas fronterizos y acciones preventivas. Es decir, está muy bien que la OTAN prepare una fuerza de acción rápida y aumente su presencia en el Este de Europa, donde los peligros son evidentes, pero mejor sería si Europa contase con sus propias bases estratégicamente repartidas por todo el Continente, dispuestas a responder sin demora cualquier provocación con tan sólo una llamada desde un único Cuartel General. Eso supondría prever de defensas a un ente que está obligado a hacerse valer en el concierto internacional donde aspira a ser considerado una potencia mundial, no sólo económicamente, sino en todo. Sería aspirar a una Europa como potencia mundial, en todos sus términos.