El escenario de esta historia ya no es Líbano, sino el Nilo, por donde navega el majestuoso Karnak, un barco de vapor decorado al estilo modernista, con 24 camarotes y 5 suites lleno de lujos y, sobre todo, de recuerdos. Porque en ese barco, hace un año, murió durante un crucero por el Nilo Oriol Laclau i Masdéu, un catalán ilustre, constructor, presidente del Barça, coleccionista de antigüedades egipcias y dueño de una gran reputación y una altísima posición social. Sin embargo, su hermana, Lady Roxana, sospecha que no murió de forma natural, sino que fue asesinado, por lo que pide ayuda a su amiga Diana Dial. Para investigar el supuesto asesinato, deciden recrear el crucero: mismo barco, mismo recorrido y misma tripulación: quince estrafalarios sospechosos de asesinato, quince posibles culpables. Lady Roxana es la hermana de Oriol, es viuda, vive en Luxor en una mansión llena de lujos y rodeada de su amplísima colección de pelucas, a cada cual más extravagante y llamativa. Está loca, pero es buena persona e inofensiva, ¿o tal vez no? Lady Margaret Mddlestone es la viuda de Oriol, una rica heredera británica de alta cuna, pertenece a la nobleza más rancia y su humor cada vez empeora más desde que por accidente se cayó por las escaleras de su mansión de Pedralves y, paralítica, vive atada a una silla de ruedas. El doctor Joan Creus es el médico personal de la familia Laclau. Pitu Morrow es un escritor y productor musical que tuvo éxito en los ochenta y ahora no atraviesa sus mejores momentos. Claudia Mollá es una veterana modelo publicitaria. Laia es su hermana pequeña. Ismail es un estudiante egipcio de filología hispánica que trabaja como guía turístico. Fuad El-Rashid es una vieja gloria de la canción egipcia. Farida, una joven veinteañera, es la actual esposa del cantante y Raheb, su hijo. Dolors Moltó es la fiel y abnegada secretaria de Oriol, todavía llora su muerte, hasta el punto de parecer la viuda. Alfons Permanyer era la mano derecha de Oriol, su hombre de confianza y el encargado de su colección de antigüedades egipcias. Hadi Sueni es un arqueólogo egipcio protegido por Mubarak. La francesa Lulú Cartier es su última conquista. Haggar es un joven y apuesto miembro del servicio de las dos ladys, Roxana y Margaret, las dos viudas, las cuñadas. Todos, los quince, tenían suficientes motivos para asesinar a Orio. Conforme avancen en su investigación, Diana y Fattush descubrirán que nadie es quien aparenta o representa, y el que menos, el muerto. Oriol Laclau i Masdéu era un adicto al sexo, al alcohol, a las drogas y a la buena vida, aunque para conseguirla tuviera que pisotear, humillar o violar a sus supuestos amigos. Esos amigos que ahora vuelven a reunirse y que una y otra vez lamentan su muerte mientras al mismo tiempo se mienten, se adulan, se critican en medio de un ambiente cargado de apariencias que guardar, secretos que ocultar, hipocresía y, sobre todo, tensión, mucha tensión. Y en medio de todo están Diana y Fattush, quienes sin descuidar su investigación, tratan de mantenerse al margen de toda esa locura y disfrutar del crucero: buena comida, buena bebida, buenas vistas, y lo más importante, buena compañía. Así, en esta novela ágil, trepidante, divertida, adictiva y, por encima de todo, irónica, Maruja Torres nos traslada al barco que Agatha Christie ya utilizó en su novela Muerte en el Nilo, al Egipto neocolonial previo a la caída de Mubarak en el que disfrutaremos no solo de las detalladas descripciones de las vistas, las ciudades, las ruinas faraónicas, los olores, los sabores, los sonidos sino, sobre todo, de una investigación que no solo descubrirá al culpable, al asesino, sino también muchos secretos inconfesables, pasados y presentes, y pondrá al descubierto que el muerto, Orio, a quien momificaron, no es el único que se ha quedado sin entrañas.
El escenario de esta historia ya no es Líbano, sino el Nilo, por donde navega el majestuoso Karnak, un barco de vapor decorado al estilo modernista, con 24 camarotes y 5 suites lleno de lujos y, sobre todo, de recuerdos. Porque en ese barco, hace un año, murió durante un crucero por el Nilo Oriol Laclau i Masdéu, un catalán ilustre, constructor, presidente del Barça, coleccionista de antigüedades egipcias y dueño de una gran reputación y una altísima posición social. Sin embargo, su hermana, Lady Roxana, sospecha que no murió de forma natural, sino que fue asesinado, por lo que pide ayuda a su amiga Diana Dial. Para investigar el supuesto asesinato, deciden recrear el crucero: mismo barco, mismo recorrido y misma tripulación: quince estrafalarios sospechosos de asesinato, quince posibles culpables. Lady Roxana es la hermana de Oriol, es viuda, vive en Luxor en una mansión llena de lujos y rodeada de su amplísima colección de pelucas, a cada cual más extravagante y llamativa. Está loca, pero es buena persona e inofensiva, ¿o tal vez no? Lady Margaret Mddlestone es la viuda de Oriol, una rica heredera británica de alta cuna, pertenece a la nobleza más rancia y su humor cada vez empeora más desde que por accidente se cayó por las escaleras de su mansión de Pedralves y, paralítica, vive atada a una silla de ruedas. El doctor Joan Creus es el médico personal de la familia Laclau. Pitu Morrow es un escritor y productor musical que tuvo éxito en los ochenta y ahora no atraviesa sus mejores momentos. Claudia Mollá es una veterana modelo publicitaria. Laia es su hermana pequeña. Ismail es un estudiante egipcio de filología hispánica que trabaja como guía turístico. Fuad El-Rashid es una vieja gloria de la canción egipcia. Farida, una joven veinteañera, es la actual esposa del cantante y Raheb, su hijo. Dolors Moltó es la fiel y abnegada secretaria de Oriol, todavía llora su muerte, hasta el punto de parecer la viuda. Alfons Permanyer era la mano derecha de Oriol, su hombre de confianza y el encargado de su colección de antigüedades egipcias. Hadi Sueni es un arqueólogo egipcio protegido por Mubarak. La francesa Lulú Cartier es su última conquista. Haggar es un joven y apuesto miembro del servicio de las dos ladys, Roxana y Margaret, las dos viudas, las cuñadas. Todos, los quince, tenían suficientes motivos para asesinar a Orio. Conforme avancen en su investigación, Diana y Fattush descubrirán que nadie es quien aparenta o representa, y el que menos, el muerto. Oriol Laclau i Masdéu era un adicto al sexo, al alcohol, a las drogas y a la buena vida, aunque para conseguirla tuviera que pisotear, humillar o violar a sus supuestos amigos. Esos amigos que ahora vuelven a reunirse y que una y otra vez lamentan su muerte mientras al mismo tiempo se mienten, se adulan, se critican en medio de un ambiente cargado de apariencias que guardar, secretos que ocultar, hipocresía y, sobre todo, tensión, mucha tensión. Y en medio de todo están Diana y Fattush, quienes sin descuidar su investigación, tratan de mantenerse al margen de toda esa locura y disfrutar del crucero: buena comida, buena bebida, buenas vistas, y lo más importante, buena compañía. Así, en esta novela ágil, trepidante, divertida, adictiva y, por encima de todo, irónica, Maruja Torres nos traslada al barco que Agatha Christie ya utilizó en su novela Muerte en el Nilo, al Egipto neocolonial previo a la caída de Mubarak en el que disfrutaremos no solo de las detalladas descripciones de las vistas, las ciudades, las ruinas faraónicas, los olores, los sabores, los sonidos sino, sobre todo, de una investigación que no solo descubrirá al culpable, al asesino, sino también muchos secretos inconfesables, pasados y presentes, y pondrá al descubierto que el muerto, Orio, a quien momificaron, no es el único que se ha quedado sin entrañas.