No voy a entrar en si es un buen o mal periodista, o su polémica con el Gran Wyoming, pues todo eso que lo juzgue cada uno. Sobre lo que quiero reflexionar es sobre la libertad de expresión. Bueno, mejor dicho, sobre la libertad de crispación.
Lo primero que he hecho cuando he visto la noticia ha sido dejar un comentario. Mis palabras textuales han sido:
"Pues a mi por desgracia no me sorprende. Y lo peor es que ya se ha abierto la veda...
Es decir, hay mucho “periodista” que se ha creído capaz de tener una inmunidad personal muy grande.
OJO, no estoy justificando una agresión, ni mucho menos, pero no es menos cierto que algo así se veía venir. Si en una sociedad de abrutados, das los motivos... luego no hay de qué sorprenderse"
Vuelvo a insistir, no justifico una agresión por nada del mundo, pero hay situaciones que empiezan a ser irritantes. Desde ciertos lugares, sobre todo Internet, pero también algunas televisiones -imperantemente de carácter autonómico- están siendo caldo de cultivo para ofrecer a la sociedad unos niveles de crispación muy grandes. No voy a dar nombres porque es de sobra conocido qué tipo de medios, tanto de Internet como televisión, son los encargados de elevar la libertad de expresión a otra cuestión que tiene un nombre distinto.
El maestro de todo este sarao ha sido por excelencia Federico Jiménez Losantos. Él fue quien llevó a gala ser un crispador. No nos confundamos, a él lo de la libertad de expresión simplemente le vale como vehículo para provocar, ofender e insultar.
Pues bien, ahora hay muchos imitadores de Federico, y el problema es que se ha abierto la veda... Me da pena porque esta situación la van a tomar como acción-reacción. Es decir, agredís a uno de los nuestros, pues ahora daremos más fuerte...