Escrito con @Moab__, para ser coherente con el texto y que no haya fisuras.
Lo maravilloso de haberme roto en mil lágrimas con efecto lupa sobre mis demonios es que tus dedos se hayan desprendido de las mejillas de la aurora para acariciarlos, tus yemas jugando a dar concierto a mi desafinado caos que clama al cielo mientras me responde con los eructos de los truenos.
Lo patológicamente perfecto de estar hecho polvo y poder esparcirme por todo tu cuerpo cuando el viento sopla a tu favor y tu piel es el camino que los comunica.
La enfermiza dulzura que desgarra la tormentosa bóveda celeste que son mis pensamientos más tenebrosos, con una miríada de pequeñas luciérnagas en forma de promesas de una eternidad entre tus piernas.
La relajante anestesia que produce la luz de tu mirada al penetrar con su luz en cada agujero de bala de calibre expansivo que nace en mi pecho, las brechas por las que caí al infierno y que tú sellaste con cada paso que diste hacia mí sin pisarme la cabeza mientras me descerebrabas dulcemente con la cirugía de tus besos.
La feliz incoherencia de haberme vaciado y sentirme más lleno que nunca por este sueño compuesto de realidades, de anhelos, de madrugadas de manicomio en llamas, de ventanas empañadas, de noches sonriéndole al firmamento y a las colas de cometa, que me acarician enredadas en tu pelo.
El milagroso alivio de ser añicos para que uno de tus abrazos constrictor fuera el reconstructor de un cuerpo que se secaba porque el dolor achicaba mi alma por cada herida que nunca supo madurar para hacerse cicatriz.
Los arañazos de ese delirio insomne saturados con precisión quirúrgica por tus manos de poesía erótica recitada entre himnos que son gemidos de desequilibradas hadas.
El roce que me producía cada palabra con la que me desgarraba la garganta que estrangulaba una voz rota y que el néctar de tus labios supo dejarme mudo mientras mi cuerpo te aullaba cuando tus pupilas eran capaces de eclipsarme la luna.
Tan sólo quiéreme con fuerza para acabar sin fisuras.
Y… te quiero… Te quiero como el sol ama a la luna en el espacio que separa la angelical noche del endiablado día; en las fracturas de nuestros corazones de salvia, derramada por los labios del olvido; en estos orgasmos en cadena que recorren nuestros cuerpos, chocando entre ellos como latigazos de ramas de abedules; en el vacío que espera ser desbordado por un infinito discontinuo en el que intercalamos nuestros momentos cosidos latido a latido; en cada roto tapado con telarañas de oscuro pasado en las que se han ido muriendo tus sueños con alas de mosca.
Rompiendo lo irrompible, reparando lo irreparable, sellando en cada beso el dolor de estas grietas, obras de arte de nefastos arquitectos que supieron, en papel pero no en la práctica, deconstruirnos la vida. Desmaquillando cada lágrima de las miradas perdidas que se bifurcan una y otra vez conforme llegan más lejos, devolviéndoles la luz para que se disipe la niebla de su perspectiva fúnebre.
Amando cada partícula de ti, mi polvo de estrellas, que reflejas en la oscuridad de mi cuerpo el brillo de un millón de Vías Lácteas que se alimentan del inefable parpadeo cósmico de tus pestañas, de esos ojos de íncubo redimido cuya mirada me eleva del arroyo asfaltado en mierda para convertirme en una diosa, diosa elevada a religión cuando me crucificas en tu vida para redimirte de cada pecado manchado de semen sin amor.
Y en el Hades estoy ahora, resucitando suspiros que se habían muerto en una distancia que nunca creí llegar a rozar con los dedos, rescatando tentaciones depravadas y subiéndolas a polea por tu cuerpo, ahogando lágrimas que nunca más volverán a flotar, cerrando la brecha que hay entre el Cielo y el Infierno. Y en el Olimpo, en una nube que amenaza tormenta esperando a ver si me convierto en la lluvia que te cale hasta los huesos para fundir nuestros cálidos corazones de magma en la fragua de un amor desprovisto de mentiras, máscaras o armaduras.
Un amor, este amor, nuestro amor, eterno y sin fisuras.
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