Perdido en la Barcelona preolímpica, el extraterrestre Gurb pone al servicio de su supervivencia la extraña cualidad de adoptar el aspecto que le plazca. Se pierde con la apariencia de Marta Sánchez, mientras su compañero alienígena inicia la búsqueda en la jungla urbana. Por su diario personal vamos conociendo las increíbles peripecias de un extraterrestre en Barcelona.
Cuando leí la última casilla de la Yincana criminal un homenaje de Eduardo Mendoza, lo primero que pregunté fue si podíamos reseñar cualquiera de sus obras. Porque el primer título que me viene a la mente es Sin noticias de Gurb, al que le guardo un cariño es especial y por eso se merece ser el homenaje de hoy.
A pesar de que yo siempre digo que no acostumbro a releer, hay veces que no puedo evitar hacer una honrosa excepción. Solo hay tres títulos que hayan pasado más de 4 veces por mis manos: La historia interminable, El principito y Sin noticias de Gurb. Cada uno a su modo tiene en común con los demás que cada vez que los leo me aportan algo distinto. Y ahora me preguntareis que demonios me puede aportar el diario de un extraterrestre en Barcelona.
Pues lo primero de todo es diversión. Siempre que lo cojo sé que voy a pasar un buen rato, y teniendo en cuenta que no llega a las 200 páginas, me da para una tarde de buenas risas. Sí, risas. Sé que el humor es algo subjetivo que a cada uno le llega de una manera distinta, pero a mí este me ha llegado hondo. Es casi surrealista, y es precisamente el contraste con la realidad lo que más gracia me hace.
Porque no es un humor zafio del que se lleva hoy en día, sino una ironía limpia y exenta de reírse a costa de los demás. Más rozando lo que se considera humor inglés, que a mí me encanta. Absurdeces del tipo adoptar la imagen de Marta Sánchez porque a la humanidad en general le gusta, o encontrarte un extraterrestre adicto a los churros, para mí no tiene precio.
Claro que también tiene un trasfondo. De hecho, leído entre líneas bien puede ser una crítica social utilizando los inocentes ojos de alguien ajeno para hacernos ver lo incoherente de muchas cosas. Y no pierde su punto a pesar estar ubicada a principios de los noventa. Algo que demuestra lo tonto que puede llegar a ser el hombre, y la obligación de volverse más tonto aún para mimetizarse con el entorno.
Tengo entendido que en algunos institutos usan Sin noticias de Gurb como lectura en el programa (algo que me parece estupendo) aunque espero que hagan algún tipo de reflexión más allá, intentando hacerles ver que a veces las risas las usamos para ocultar algo que no es tan gracioso. Que si os interesan, hay varios estudios minuciosos de la obra que podéis encontrar, muy recomendable una vez finalizada la lectura.
Lo cierto es que podría pasarme hora recopilando frases y contándoos como me reí con ciertas partes. Pero es tan corta la novela y tan fluida la lectura que no si aún no os habéis puesto a ello, no quiero chafaros la diversión. Leedlo, sin más.
Reseña para la Yincana Criminal: Homenaje a Eduardo Mendoza