El pasado jueves nos embarcamos desde Tarifa con intención de ver las orcas que acuden en esta época a alimentarse de los atunes rojos. En los últimos años se ha visto como se han especializado en capturar los atunes una vez que quedan atrapados por los anzuelos, sin duda una manera mucho más fácil y menos costosa energéticamente que perseguirlos en mar abierto.
A las 9 de la mañana salimos del puerto en dirección a Tanger. Durante los primeros días del verano las orcas se encuentran en las costas de Barbate esperando a los atunes que entran del Atlántico a desovar al Mediterráneo, pero una vez terminadas las puestas, los atunes salen de nuevo hacia el océano, pero esta vez por el lado marroquí, por lo que en las últimas semanas se estaban viendo en esa zona.
Después de una hora de travesía empezamos a ver los barcos atuneros, pero entre ellos observamos un grupo numeroso de delfines listados (Stenella coeruleoalba). Mala señal porque los delfines suelen escapar cuando las orcas andan cerca, estas son grandes depredadores y los delfines pueden formar parte de su dieta. Estuvimos durante media hora dando vueltas entre los barcos pero no había ni rastro de las orcas. En los últimos días se estaban viendo sólo tres hembras, el resto del grupo ya se había marchado. Quizás habíamos llegado tarde o quizás el grupo ya se había marchado definitivamente, lo sabremos en los próximos días.
Cuando nos estabamos marchando de la zona, uno de los observadores vio un soplo de un gran cetáceo, probablemente un rorcual, y nos dirigimos hacia allí. Al cabo de unos minutos lo vimos aparecer junto a un par de delfines listados. Estuvo nadando en superficie durante unos minutos y luego se sumergió de nuevo. Había que esperar porque normalmente suelen aparecer de nuevo pasados unos 10 minutos.
Pasado ese tiempo, apareció de nuevo muy cerca del barco, sacando la cabeza fuera del agua y nadando en superficie durante unos minutos. Se trataba de un rorcual común (Balaenoptera physalus), el segundo animal mas grande de la tierra despues de la Ballena azul. Este ejemplar mediría unos 20 metros, aunque los más grandes pueden llegar a los 27. Pocos minutos después vimos otro rorcual, pero seguían sin aparecer las orcas y ya habíamos perdido las esperanzas. A las tres horas regresamos al puerto, volveríamos a salir por la tarde, pero no a una salida específica en busca de las orcas porque nos dirigiríamos a otra zona.
A las 5 de la tarde salimos de nuevo del puerto de Tarifa en dirección a la costa marroquí, donde se había localizado un grupo de Calderones de aleta larga (Gobicephala melas). Allí nos encontramos con un grupo de unos 30 ejemplareres, entre los que había dos crías de poco mas de una semana que eran protegidas por el resto del grupo.
Los calderones son una de las cuatro especies de cetáceos residentes en las aguas del estrecho, y permanecen aquí durante todo el año. Otras especies como las orcas, los cachalotes o los rorcuales, solo visitan estas aguas unos meses al año.
Los cetáceos sufren en muchas ocasiones accidentes con los aparejos de pesca, sobre todo con curricanes, que es pueden ocasionar heridas importantes y en ocasiones la muerte. Entre el grupo de calderones había un ejemplar con la aleta cortada por uno de estos anzuelos. Afortunadamente para él, la herida cicatrizó y pudo sobrevivir.
Orcas y pescadores
Al final no hubo suerte con las orcas, es probable que aun estuvieran por la zona, pero también es cierto que era demasiado tarde y que las mejores fechas son los primeros días de agosto. Aunque tenía muchas esperanzas de que esta vez pudiera verlas no pudo ser, así que lo intentaré de nuevo el año que viene.