El lunes participé en uno de esos actos que ocupan un espacio de privilegio en mi currículum no normalizado. Tuve un encuentro con las alumnas y los alumnos del IES Rodríguez-Moñino en el CPR de Badajoz en la presentación del número 1 de la revista plurilingüe Sin pelos en la lengua. Without Mincing Words. Sans mâcher ses mots. Sem papas na lingua; así, en los cuatro idiomas. Es un proyecto didáctico encomiable que ha impulsado una antigua alumna, profesora de Lengua Castellana y Literatura, jefa de ese departamento, Nines (Ángela) Castro, con el apoyo de otros compañeros de los de Inglés (Josefa Acedo y Carlos Criado Vadillo), Francés (Cindy Flinois) y Portugués (Luis Leal Pinto), y la implicación de un buen número de alumnos de Bachillerato, alguno de 4.º de ESO e incluso una exalumna del «Moñino» (Mª Carmen Duarte Almeida) que hoy cursa primero de Filología Inglesa en mi Facultad. Me emociona el encuentro con un profesorado ya veterano en su centro —al que di clases—, con responsabilidades y con la vocación casi intacta que le lleva a emprender aventuras como la edición de esta revista en la que han escrito casi una cuarentena de alumnos en las cuatro lenguas que se imparten allí y sobre aspectos todos de carácter lingüístico. Son 47 colaboraciones, que, si no he contado mal, 19 son en español o sobre aspectos de la lengua española, 15 en inglés o sobre inglés (los de Pepi Acedo y Rocío Muñoz Perea son sobre anglicismos), 7 en portugués y 5 en francés (con el de Irene Gervasini sobre «Los falsos amigos»), a las que hay que sumar lo de Nines Castro («Más que amigas») que busca sus ejemplos en los cuatro idiomas. El recorrido políglota por sus páginas se hace especialmente grato y provechoso por tratar sobre errores lingüísticos (como a grosso modo en el artículo de Pilar Santa-Cruz Peromarta), o usos poco recomendables (como las muletillas de «¿Me entiendes o no me entiendes?», de Mª Dolores Gómez Torres y de las que también habla Clara Ordóñez), aspectos culturales («A Women's Thing», de Candela de Mariano), el significado de expresiones o de palabras (como en «Virar a casaca», de Yasmín Fuentes, Hugo Núñez y Jesús Ortiz; en «Comme dans un moulin», de Mario Barba; en «Uma origen de lenda», de Celia Ramos e Ethan Torres; en «Llueve sobre mojado», de Daniel Pérez-Cortés González; de «Mitin or meeting» de Isabel Martín García, o el de Marta Barragán), o su origen (como en la palabra rebeca de la colaboración de Jorge Giménez González; en «Ficar a ver navios», de Carmen Tamayo y Natalia Tardío; en «De pe a pa», de Victoria Pérez Paredes; o «¿Quiénes son fulano y mengano?», de Carlos Cruz Vaquerizo); o de curiosidades y matices que siempre conviene conocer (y pasa en la colaboración de Noelia Díaz Bayón sobre el acento del dialecto Mancuniano o con «les vaches espagnoles» de Esmeralda Miranda). A estas menciones sumo las de quienes subieron al estrado del repleto salón de actos del CPR para resumir sus contribuciones, cada uno en la lengua en la que las escribieron: Lucía Calamonte («Detecting the Detective»), Félix Orejón, que habló de uno de sus dos artículos («Dejà vu»), emparentado con el de Carmen Tato Castro («Vivre deux fois»), Rocío Sanguino sobre el trabajo que proviene del tripalium latino («Una tortura necesaria»), y Daniel Martín y Pablo Montero Vera («Ir para o maneta»). Fue un acto multitudinario en el que participaron un buen número de chavales y chavalas que representaron con su intervención o su asistencia las páginas escritas. «Humor entre cortinas», sobre el uso del lenguaje con propósito humorístico, de Pilar Castell Méndez; «Saudade», como «símbolo da lingua portuguesa», de Íñigo García Ganivet; «¿Hay algo más español que el famoso olé?», de Celia Pulido Matador; «O Killed», de Rocío Muñoz Perea; «Sandwich», de Irene Regidor; o «Hablemos mano a mano», de Inés Navarro Delgado, son otras de las colaboraciones de una revista que expresa su intención en esa locución en cuatro idiomas, y no traducidos; pues todos pretenden tener el mismo rango —a pesar de que el título principal por el tamaño de letra sea el primero, por ser española la sede editorial de un instituto de enseñanza en este territorio. Se refuerza así la idea multilingüe que quiere trasmitir y que es uno de los signos distintivos más poderosos de la enseñanza secundaria de nuestra era, en un valor y empeño que está muy bien expresado de manera genérica en el artículo de Rosa Palomar «El poder de las palabras y por qué hablar más de un idioma». Con Marta Hernández y Adriana Martínez, que firman dos artículos porque escriben en español y en inglés, con Juan Carlos Luengo, que trata la palabra cachivache, y Miguel García Montesinos que escribe sobre gentilicios y Daniel Martínez Izquierdo sobre dobletes, y no solo españoles, cierro esta relación desordenada —y espero que completa— del contenido de este primer número de una revista plural a la que deseo continuidad, pues cuenta con la materia inagotable de la lengua y el plantel fecundo de los colaboradores de la casa