Presidente y técnico, cuando todo eran sonrisas..
No aporta nada decir que San Lorenzo necesita hacer campaña de campeón para salvarse del descenso o la promoción con un plantel, que a priori, parecería no tener la jerarquía para lograrlo.
Tampoco aporta demasiado agregar que este mismo plantel, nombres más, nombres menos, viene de varios torneos con pobrísimas cosechas de puntos, causa lógica del bajísimo promedio que ostenta hoy San Lorenzo.
Tampoco suma a la discusión caerle a los dirigentes, los actuales y los anteriores, por las evidentes malas administraciones económicas y financieras y las desafortunadas decisiones vinculadas a lo futbolístico, como elección de entrenadores, despido de ellos y contratación de futbolistas.
Como cualquier situación límite, en este caso deportiva e institucional, las causas son muchas y de las más diversas. Le pasó a River, le pasó a Racing y le pasa a San Lorenzo.
Alguien dijo por ahí que la mejor manera de saber si un avión corre peligro de caerse o no, siendo pasajero, es mirar a las azafatas. Si ellas están tranquilas, el avión solamente se mueve únicamente por algún pozo de aire o una dificultad menor.
Pero si ellas están con caras de preocupación, asustadas y han perdido la calma, el escenario es diferente. Los dirigentes de San Lorenzo hoy parecen ser azafatas en pánico.
El lunes a la noche, Sebastián Vignolo, periodista de dos programas en la señal de cable Fox Sports, contó que el presidente de San Lorenzo, Carlos Abdo, insultó a un productor ante la requisitoria de este por sacarlo al aire.
Este mediodía, ambos protagonistas charlaron al aire y hablaron sobre la actualidad del club y el futuro del entrenador, Leonardo Madelón. En esa entrevista, se notó la segunda señal de intranquilidad y hasta de impotencia ante la situación de un club que está al borde de la quiebra y a 18 pasos de perder la categoría, luego de 30 años.
Madelon debe encontrar el rumbo rápidamente
Abdo no se animó a confirmar al entrenador, sino que se limitó a decir que “tiene todo el apoyo de los dirigentes”. Suele decirse que cuando un presidente dice algo así, el DT tiene su futuro puertas afuera.
Al mismo tiempo, negó contactos con el entrenador de Quilmes, Ricardo Caruso Lombardi, quien dijo que el titular de aquel club, Aníbal Fernández, le avisó que San Lorenzo lo quiere y que, esta vez, no le impedirá irse. El ex DT de Racing, Newell’s y Argentinos, entre otros, lo contó públicamente.
“Nuestra prioridad era Gallego, la segunda opción era Caruso Lombardi. Después venía Madelón”, le dijo el mismo Abdo a Fox Sports.
Pero nada de esto es lo peor, nada de esto es lo más preocupante. Es, simplemente, lo que ofrece una institución al borde de irse a pique. Lo peor, lo que alarma, es que Roberto Ribas, vice segundo de San Lorenzo, un club que vive y respira fútbol por encima de cualquier otra actividad que pueda existir allí, haya admitido: “No sé nada de fútbol, Yo veo un partido y no sé si Riquelme juega bien”.
Sí, palabras de un vicepresidente segundo de un club netamente futbolero. Señor hincha de San Lorenzo, el problema de su avión es grave. No es crítico aún, pero quienes lo comandan han perdido la calma.